jueves, 29 de enero de 2009

A fuego lento

TRIBUNA C A M P E C H E
Opinión

Síndrome de Imí

Enrique Pastor CRUZ CARRANZA

“Entristécete no porque los hombres no te conozcan, sino por que no conoces a los hombres”
Confucio.

Dentro de la amplia gama de grises causas que provocan las patologías que dan origen a los denominados síndromes, es posible que los estudiosos clínicos de la conducta humana en las turbulencias ambiciones sin rubor, ya estén realizando las primeras consideraciones plenas para establecer —en el ámbito de la vulgaridad política PRIAN nacional— el Síndrome de Imí, basándonos en la obsesión del espurio Felipe Calderón Hinojosa de imponer “Los sueños tejidos bajo los estrellados y cálidos encuentros de muchas noches en Villa Gely”, con su amigo confidente de luchas fraudulentas electorales, prácticas de tráfico de influencias en el ejercicio de la función publica para ganar buenos contratos con Pemex, a quien pretenden seguir privatizando a bajo perfil y que el desaparecido trágicamente Juan Camilo Mouriño escrituró como su herencia, en el corazón herido de su pareja sentimental (con el permiso del subcomandante Marcos), quien no pudo ser protegido y cuidado hasta la consumación del proyecto monárquico neo-colonialista estructurado desde las cortes españolas por los alfiles del Partido Popular, José María Aznar, Antonio Solá Ges y el fracasado Rajoy “Hispanizadores de Latinoamérica” y sus peones Felipe Calderón y Juan Camilo en la teoría reciclable de la tragedia histórica de amor sincero confesable del poeta Moctezuma con el forajido Hernán Cortes que los textos de historia no consignan por discreción con los menores de edad.
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