jueves, 29 de enero de 2009

¿Radicalización de la Izquierda? Ahí el dilema... (parte 1)

La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo.” José
María Vargas Vila (1840-1933), escritor colombiano.


Por Hasardevi


Si se va a ser radical, se tiene que ser inteligente y muy razonable. De otra forma, toda declaración incendiaria, se queda en la vociferación, en la faramalla, en desplantes sin mayor sustento que el fervor transitorio. La radicalización de un movimiento o una posición se da sobre bases firmes y también en situación grave o de necesidad. La negociación es lo propio del ente “civilizado” [Definición de radicalizar: Afianzar o afianzarse una idea o una persona en una postura extrema o intolerante].



Abundando: radicalizar es interiorizar el conflicto en un movimiento, mientras se enfrentan democráticamente las varias tendencias y proposiciones y, al mismo tiempo, generar el conflicto dentro de la sociedad en torno a las proposiciones que se están planteando. Asimismo, es ser referencia para los que se encuentra fuera de la propia organización.



Si el Che Guevara dijo claramente que un revolucionario, refiriéndose al que toma las armas, debe estar imbuido de un gran amor a la humanidad, o no es sino un asesino, a mi modo de ver, quien pugne por la reivindicación de los derechos de los más desfavorecidos debe tener gran desinterés en logros personales y domeñar la propia auto-importancia. Al reivindicar los propios derechos, deberá actuar con igual amor a la justicia y a la humanidad, o de otra suerte se verá sumido en el mero resentimiento.
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