Octavio Rodríguez Araujo
Los gobiernos del Partido Acción Nacional, desde el federal hasta los municipales, insisten en su negativa a ver la realidad y, peor, a entenderla. Si los critica López Obrador, se trata de un catastrofista, una especie de filósofo de la destrucción, un enfant terrible, populista por añadidura. Si el crítico es Carlos Slim, se trata de un empresario oportunista que busca concesiones para aumentar sus riquezas. Si es un dirigente social o un ciudadano común, no existe y punto, ¿para qué tomarse la molestia de leerlo o escucharlo? Es un resentido que no entiende las proezas que está realizando Calderón.
Y mientras los panistas se regodean en su onanismo gubernamental, el país tercamente insiste en resquebrajarse, su economía en ser cada día más amenazante y, tanto empresarios como trabajadores, necios que son, insisten también –como corresponde– en fracasar en su intento por sobrevivir.
Los 451 mil empleos perdidos en los últimos tres meses no son resultado de la impericia gubernamental, sino de los empresarios que en vez de ser audaces y arriesgar su futuro haciendo como que aquí no pasa nada (como el gobierno), se ven obligados a cerrar por días o semanas o a despedir personal para mantenerse como tales, pues, como todo mundo sabe (salvo los gobernantes), no son hermanas de la caridad, sino personas o grupos dedicados a hacer negocios y, de paso, a dar empleos.
Leer Nota AQUI