Humberto Musacchio
12-Feb-2009
Andrés Manuel López Obrador lo ha venido diciendo, pero sus análisis y predicciones sobre la realidad económica —cuentan sus adversarios— están contaminados por el interés político y, si se quiere, por el deseo de que fracase la gestión calderonista. Pero que lo diga Carlos Slim, el segundo hombre más rico del mundo, ya es otra cosa y por elemental prudencia la gente del gobierno debería medir cuidadosamente sus respuestas.
En efecto. No es lo mismo que diga algo un declarado adversario del gobierno a que la visión pesimista la exponga el mayor y más exitoso empresario del país. Por supuesto, las declaraciones de Slim pueden ser interesadas, pues ha sido obvio el maltrato al que lo ha sometido este gobierno, pero, aun así, lo que debe discutirse no es el trasfondo de sus declaraciones, sino la consistencia de las mismas en relación con lo que ocurre en México y el resto del mundo.
Leer Nota AQUI