A fuego lento
Enrique Pastor CRUZ CARRANZA
“Las almas ruines sólo se dejan conquistar con presentes”
Sócrates.
Durante su gira de proselitismo electorero en Campeche, pero con respeto pleno en Yucatán, usando el pretexto de inaugurar la carretera inconclusa de Escárcega, Felipe Calderón Hinojosa, confirmó los tamaños de su desprecio a la palabra comprometida durante la campaña al colosal fraude del 2006, que algún día este pedazo de nación, ricamente cargada de petróleo y patéticamente permeada de castrados, sería tratada con la equidad que se merece dentro del postergado trato del Pacto Federal facilitado con el dominio jurídico del despacho Carpizo-Lanz-Rocha.
Con mejor suerte al pasado 21 de diciembre, de ser invitado en su propio estado donde gobernará hasta el 15 de septiembre y esperamos, no se convierta en el Zedillo campechano a cambio de impunidad concertada para el selecto grupo con membresía Serie Ga-Y, del “Country Club del Mar y Com.”, que apuestan seguir en las ubres presupuestales por los siglos de los siglos también. Jorge Carlos Hurtado compartió honores con el patriarca del GES, Carlos Mouriño Terrazo que asistió como invitado especialmente satisfecho, después del registro de su candidato soñado del PAN a la gubernatura, el ex vendedor de autos y traficante de programas limosneros gubernamentales Mario Avila Lizarraga.
Los hechos del entramado, no tiene pierde, desde el planteamiento de Jorge Carlos, de pedir con documento de estudios de factibilidad en manos, la instalación de la refinería, sin considerar que también el nuevo objetivo de control GES, está en Oaxaca con los campos de generación eólica y la molesta urgencia de limpiarla de aborígenes o estorbosos ejidatarios que retrasan la Nueva Grandeza Hispana del consentido grupo transexenal Fecal.
Interesante resultó la petición, con tintes de súplica y hasta plegarias por un milagro de amor, considerando los afectos a estas tierras que desde el principio de la década de los ochentas, Calderón vivió en Campeche hechos y no palabras que son cicatrices imposibles de borrar.
El gancho al corazón no resultó, pues el espurio reviró con sospechoso oportunismo o —simplemente— deliberada respuesta, en el sentido que esta petición también la están haciendo estados como Tabasco, Veracruz Michoacán, Hidalgo y el soñado Oaxaca, con mayor peso político nacional sobre Campeche y sus parasitarios gobernantes de la pluralidad familiar, quienes obedientes hasta la ignominia, sin ningún esfuerzo siempre harán lo que el Presidente en turno les mande.
Felipe el cumplidor de Sueños Madrileños, dio rienda suelta a sus infinitas frustraciones culpando al —siempre fiel— Partido Revolucionario Institucional, y al PRD (no bisagra) , Convergencia y PT, de frustrar el sueño “Hallibourton” de Dick Chaney George Bush, las quimeras de Repsol y los mandamientos del FMI, de privatizar “El Tesorito del Fondo del Mar” en la pasada Reforma Energética.
Reprochó al PRI y PRD, ser culpables de su mediocridad para cumplirle a quienes lo impusieron en Los Pinos, la factura energética insoluta que lo tiene en vilo.
No puede más que sentir pena ajena por el PRI, el diputado Emilio Gamboa Patrón, el senador Manlio Fabio Beltrones y la tlaxcalteca y bohemia romántica Beatriz Paredes Rangel, líder nacional del tricolor que durante los días críticos de confrontación belicosa y hasta algo de montaje con valores entendidos, antes del primero de Diciembre del 2006, se vieron tan indomablemente institucionales operando la llegada y accidentada toma de protesta del espurio, pues antes que nada, apostaban a la gobernabilidad de la nación y en consecuencia, también son culpables que su “Presidente de la Concertacesión Constitucional” lleve dos años consolidando al Estado fallido y en pago por los servicios recibidos, no solo les lleva en el carruaje de la ineptitud, corrupción e impunidad gubernamental, sino también les culpa no encontrar diligente disposición en Beatriz Paredes, Manlio Fabio y Emilio Gamboa para que lo ayuden a decorar con celofán, la entidad campechana, Suprema prueba existencial de la liviandad sexenal por México que se resiste a la transmutación mouriñada de Nueva Galicia.
La culpa no la tiene el indio Moctezuma, sino los que aplauden las letanías lastimeras de Amor Torcido y los presentes terrenales por indemnización al forajido Cortés.
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