Ante el embate de la crisis se agudiza la discrepancia entre una realidad signada por el desempleo, cierre de empresas, bancos y aseguradoras y la retórica a favor del free trade y las privatizaciones: hace poco, cuando Luis A. Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), censuró "el estatismo y el populismo" de algunos gobiernos, parecía una insólita crítica a los colosales rescates bancario-empresariales y al dirigismo de la Casa Blanca de Barack Obama que por esos días forzaba la renuncia del CEO de General Motors. Digo "insólita" porque el BID junto al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, es parte y parcela, con el Pentágono (DdD), la CIA, AID y la DEA, de los instrumentos disponibles al Ejecutivo de EU al sur del Bravo.
Pero no. Moreno dirigía su "crítica" a Venezuela, Bolivia y Ecuador, que, por su "estatismo y populismo", fueron colocadas por el almirante Dennis Blair, director de la Inteligencia Nacional, en la categoría de "amenazas" a la seguridad estadunidense en la región, junto a Cuba, China, Irán y Rusia. Blair apunta su dedo acusador desde la coordinación de espionaje de la mayor burocracia estatal-militar de la era moderna, cuyo presupuesto rebasa el billón (trillion) de dólares y que opera la "geopolítica del terror", con dos campos de prueba: el Plan Colombia y su extensión en la Iniciativa Mérida (IM).
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