Películas políticas
Dos excelentes películas estadunidenses recién exhibidas: la entrevista Frost/ Nixon (de Ron Howard); Frost logró romper la dura costra emocional de Nixon y hacer evidente lo que lo impulsó a la presidencia y lo que lo precipitó después al desastre de Watergate. La actuación soberbia de Frank Lagella muestra los resortes que mueven a los poderosos: ambiciones, ideas, resentimientos, frustraciones.
Milk (de Gus Van Sant, con Sean Penn) es una película épica sobre el primer político estadunidense abiertamente gay elegido para un cargo público. Contiene una enseñanza: las comunidades oprimidas sólo pueden emanciparse si se reconocen a sí mismas como oprimidas, elevan su nivel de conciencia y lo convierten en organización política. Esto no sólo es aplicable a las minorías, sino a las mayorías oprimidas, como sucedió en Sudáfrica y sucede en México aplastado hoy por una elite inepta y corrupta.
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