Andrés Manuel López Obrador – III
Como expresé anteriormente, en el territorio mexicano predominan las zonas áridas y montañosas, aunque una buena parte es susceptible para la producción agrícola, ganadera y forestal. La gran diversidad de suelos y climas permite el cultivo de muchas especies; además, hay en la población una importante vocación productiva.
Sinaloa es el estado más agrícola de México, es donde hay más sistemas de riego, se usa tecnología moderna y agroquímicos en la siembra de frijol, maíz y hortalizas. Sonora es el principal productor de trigo. Tamaulipas de sorgo. Aunque también sobresalen, en cultivos de ciclo corto, Baja California, Jalisco y el Bajío. Es admirable lo que hacen, sin apoyo gubernamental, los campesinos pobres productores de frijol de Zacatecas, Durango, San Luis Potosí y Nayarit.
Más bien por cultura, para sobrevivir, para no emigrar, siguen sembrando, a pesar de que constantemente aumentan los precios de los insumos, en particular del fertilizante, que subió en un año hasta 300 por ciento, y de que les pagan cuatros pesos por kilo cuando se vende en 20 al consumidor. Este mismo amor a la tierra y al trabajo lo comparten los productores que cultivan, sobre todo, maíz en las comunidades campesinas e indígenas, en pequeñas propiedades y ejidos del centro, sur y sureste. La mayoría lo hace sin crédito, sin asistencia técnica y obtienen en promedio dos toneladas por hectárea, a diferencia de Sinaloa donde se cosechan hasta 10 toneladas por hectárea.
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