Dinero
Enrique Galván Ochoa
Banamex: información privilegiada
ISSSTE, no hay camas
Ni Dios ni el diablo han querido vender la inmortalidad a los poderosos. Por mucho que sea el dinero o la influencia que acumulen no pueden escapar al destino de fallecer como cualquier desposeído, lo que convierte a la muerte en un personaje incorruptiblemente democrático. Al menos eso es lo que piensa el filósofo de Zacualpan de Amilpas. Ya que no pueden trascender a su mortalidad, algunos de los grandes millonarios de América Latina se han congregado en Cartagena, acompañados de sus herederos, en busca de un camino que confiera a sus fortunas una garantía de intemporalidad. Ahí están Carlos Slim, el magnate de la televisión venezolana Gustavo Cisneros, y otros 30, todos hospedados en la isla privada del más rico de Colombia, el cervecero Julio Mario Santo Domingo, completamente alejados y protegidos del peladaje.
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