León Bendesky
La impresión es que al presidente Felipe Calderón y a su equipo les cuesta mucho trabajo gobernar. Predomina la idea, falsa por cierto, de que se puede controlar una situación económica y social cada vez más degradada en el país mediante la sola voluntad presidencial, a la que se pliegan con disciplina prusiana los miembros de su gabinete y sus otros colaboradores. Pido licencia para recordar la muy mentada sátira de cuando el señor presidente preguntó la hora y su ayudante más cercano le respondió: la que usted quiera.
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