Marcela Gómez Zalce
• México, detonador del pánico mundial
• Y la lista de muertes crece…
Los hombres son sabios en proporción, no a su experiencia, mi estimado, sino a su capacidad para la experiencia. Sin duda el marrano virus AH1N1 de la influenza está dejando algunos puntos importantes sobre las íes internacionales. Sobre todo aquellos relacionados con la capacidad de cada nación para enfrentar los retos de una nueva era de complejas bacterias y sofisticados virus, cuyas mutaciones quizá no necesariamente ocurran de manera natural sino con un poquito de rebuscada ayuda humana.
El problema de México no sólo radicó en que a este (des)gobierno le llovió duro y tupido (sobre lo mojado) en el rubro del colapso rápido del célebre estado fallido —gracias a la incontrolable ola de violencia— sino que hoy esta nueva cepa de virus de influenza ha dejado una marca imborrable al régimen.
Una marca como la del mentado “catarrito” financiero en medio del colapso. Un estigma de descrédito mundial ante el brote de la curiosita epidemia que seguirá cobrando vidas y cuyos efectos colaterales distan mucho de haber tocado fondo en esta semana de histeria, angustia, ansiedad, miedo y pánico dentro de una delicada mezcla que pegó en la línea internacional de flotación bursátil, financiera, política y social. Todo el coctelito a la mitad de una recesión marca ACME.
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