Andrés Manuel López Obrador, candidato del Movimiento Progresista a la
Presidencia de la República, arribó a la Plaza de la Constitución
acompañado por su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, para el cierre de
campaña electoral
Foto Carlos Ramos Mamahua
Alma E. Muñoz y Roberto Garduño
Periódico La Jornada
Jueves 28 de junio de 2012, p. 5
Después de seis horas bajo el sol, seguidores y
simpatizantes aceptaron la promesa de Andrés Manuel López Obrador cuando
juró no traicionar al pueblo, no fallarle y estar siempre a la altura
de las mujeres y los hombres del país. Desbordado el Zócalo de la ciudad
de México hasta las avenidas 20 de Noviembre y 5 de Mayo, y las calles
16 de Septiembre, Tacuba, Madero y José María Izazaga, tributó al
candidato presidencial su respaldo incondicional para la jornada
electoral del próximo domingo.
Al finalizar su mensaje de cierre de campaña, que duró una hora,
López Obrador reconoció el vínculo que lo ha unido con la sociedad
durante más de 30 años de quehacer político: “No voy a traicionar al
pueblo de México, estoy muy consciente de mi responsabilidad histórica.
No es sólo un asunto político; esto tiene que ver mucho con los afectos.
Sería una canallada fallarles, traicionarlos. Eso no lo voy a hacer
nunca. Ustedes me han dado su apoyo, su respaldo, hasta en los momentos
más difíciles. Les digo que así como ustedes me quieren, así los quiero
yo.
No es una relación utilitaria, fría, de conveniencia entre un
político, un dirigente y el pueblo. Lo nuestro es distinto. Aquí
recuerdo y así respondo lo que decía José Martí cuando tituló una obra
para teatro: Amor con amor se paga.
Marcha unitaria
La última jornada legal para hacer proselitismo del
candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista empezó en
la columna del Ángel de la Independencia, donde miles de personas, entre
ellas su esposa, sus hijos José Ramón, Andrés, Gonzalo y el pequeño
Jesús; Cuauhtémoc Cárdenas, Lázaro Cárdenas, Alfonso Romo y Alejandro
Encinas, así como integrantes de su eventual gabinete y dirigentes de
los partidos que lo abanderan, lo acompañaron en su recorrido al Zócalo.
Era tal la efervescencia popular por ver a su candidato y llegar a la
Plaza de la Constitución para el mitin, que la vanguardia de la marcha
se difuminó entre el gentío que intentaba acercarse a él.
Al avanzar sobre Paseo de la Reforma, la columna engrosaba y el andar
era cada vez más lento. Desde el inicio se planeó una salida
alternativa para el candidato por la estación Juárez del Metro, pero el
intento falló porque la multitud le impidió tomar la avenida Balderas.
El tortuoso andar continuó sobre avenida Juárez y cerca del Barrio
Chino, a un costado de la cancillería, su equipo de resguardo lo condujo
a la estación Bellas Artes del Metro para que abordara el tren,
acompañado por su familia y Alfonso Romo, que ha sido el vínculo entre
poderosos empresarios y López Obrador.
La premura por que el candidato de las izquierdas llegara al templete
instalado frente a Palacio Nacional obedecía a que el discurso estaba
programado para las cinco de la tarde.
Cuando López Obrador abordó el Metro, faltaban 10 minutos para las siete de la noche.
En esos momentos el ingreso al Zócalo era prácticamente imposible y
el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ya se había retirado del
grupo que acompañaba al candidato presidencial.
En el templete, Jesusa Rodríguez dirigía la ceremonia. Alrededor se
apretujaban mujeres, hombres, niños y jóvenes para ver mejor el
escenario. En ese remolino humano, dos ancianas que llegaron por
distintos caminos a la Plaza de la Constitución comenzaron a padecer
falta de aire y alta presión. Una octogenaria de nombre Luciana lloraba,
porque
no podré ver a Andrés, y me vine sola, me escapé de la casa; les dije que iba a comprar un refresco y por eso estoy aquí
.
No muy lejos de ella, otra anciana, Carmen García, llegó al
Zócalo en Metro. Vive en la colonia Granada y, también sofocada, decía a
quienes estaban junto a ella: Yo no me voy a ir de aquí; tomé el Metro y me vine, pero no me voy. Quiero ver a mi presidente
.
Entre el gentío figuraba el ánimo de integrantes del movimiento
#YoSoy132 y de muchísimo jóvenes en general, que también caminaron desde
el Ángel de la Independencia.
Ese ánimo contagió a adultos y viejos, que reconocieron la
participación de Elena Poniatowska en el Movimiento Regeneración
Nacional (Morena). La escritora respondió a los aplausos: Ustedes son la cultura; que los niños amen a México. ¡Vamos a ganar!
Agustín Ortiz Pinchetti, eventual secretario del Trabajo, prometió que habrá prosperidad: Vamos a crear más empleos y un genuino árbitro en las relaciones entre trabajadores y empresas
.
Bernardo Bátiz, quien fungiría como procurador general de la República
en un gobierno progresista, sostuvo que en el próximo sexenio se
serenará al país: Habrá firmeza y decisión, pero se respetarán los derechos
.
Como ellos intervinieron Adolfo Hellmund, Fernando Turner, Marcelo
Ebrard y Miguel Ángel Mancera, quien agradeció el apoyo multitudinario a
su candidatura a jefe de Gobierno del Distrito Federal.
No habrá guerra ni muertes
Los miles de asistentes al mitin escucharon atentos el
discurso de López Obrador, quien aseguró que no expropiará Televisa;
garantizará la libertad de expresión y manifestación. No habrá
censura y nadie va a ser perseguido por su manera de pensar. Vamos a
garantizar plenamente el derecho a disentir. Pero, al mismo tiempo,
vamos a hacer valer el derecho a la información
.
Mediante la fibra óptica llevaremos Internet al más apartado
rincón del país. Este servicio permitirá garantizar plenamente el
derecho de los mexicanos a estar informados y se terminará con la
manipulación que llevan a cabo los que actualmente controlan casi la
totalidad de los medios de comunicación
.
Prometió que no habrá guerra ni muertes y se respetarán los derechos humanos. Se
mejorará la calidad de la enseñanza para que al final del sexenio por
lo menos seis de cada 10 jóvenes estén inscritos en el nivel superior.
López Obrador afirmó que el domingo por la noche habrá fiesta cívica nacional, porque fracasó
el intento de imponer a Enrique Peña Nieto mediante la mercadotecnia y
la publicidad. Pensaron sus patrocinadores, que son los más tenaces
defensores del actual régimen de corrupción, que iba a ser un día de
campo. Y juntos vamos a hacer historia. Vamos a construir una patria
nueva.
Y antes de marcharse, el candidato de las izquierdas prometió que una vez ganada la elección, recorrerá todo el país.