Protesta en una tienda Soriana en Iztapalapa, el pasado 10 de agostoFoto Guillermo Sologuren       
                             Gustavo Castillo García
         
       Periódico La Jornada
Lunes 20 de agosto de 2012, p. 2
        Los casos Monex y Soriana guardan mucha similitud  con lo ocurrido hace 12 años, cuando por primera ocasión se descubrieron  financiamientos ilícitos en las campañas presidenciales de los partidos  Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), y que se  conocieron como Pemexgate y Amigos de Fox. Los candidatos eran Francisco Labastida Ochoa y Vicente Fox Quesada, respectivamente.
 En los comicios de julio pasado, el Movimiento Progresista –integrado  por los partidos del Trabajo, Movimiento Ciudadano y de la Revolución  Democrática– denunció que se utilizó dinero ilícito para comprar votos a  favor del candidato priísta, Enrique Peña Nieto, y que en ello estarían  involucrados Banco Monex y la cadena de tiendas Soriana.
 Sin embargo, en los casos de Pemexgate y Amigos de Fox, la  Procuraduría General de la República (PGR) nunca logró acreditar la  existencia de delitos que se tipifican en el Código Penal Federal como  delincuencia organizada, aunque en el ámbito electoral se impusieron  multas millonarias al PAN y al PRI por rebasar los topes de gastos de  campaña, pero no se modificaron los resultados de la elección.
 Recursos volátiles
 En el caso conocido hoy como Monexgate, la  Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade)  investiga si los recursos que debieron destinarse a promoción de Peña  Nieto se desviaron para comprar votos.
 A este respecto, el Instituto Federal Electoral (IFE) ha confirmado  que el PRI utilizó empresas privadas para adquirir tarjetas del Banco  Monex y que, a través de ellas, al menos 70 millones de pesos fueron  canalizados para actividades relacionadas con la elección presidencial;  ante la denuncia del Movimiento Progresista de que se trató de dinero  ilícito, la Subprocuraduría de Investigación Especializada en  Delincuencia Organizada (Siedo) participa en las indagatorias.
 La Fepade únicamente podrá sancionar –en caso de que lo acredite– los  delitos de tipo electoral y tendrá que consignar a los responsables  ante jueces federales, pero los indiciados podrán enfrentar su proceso  en libertad bajo fianza, porque esos ilícitos no son considerados  graves. Asimismo, sus investigaciones no tendrán ningún impacto en la  calificación de la elección.
 Para que se considere que existió el delito de operaciones con  recursos de procedencia ilícita, y que se violó la Ley Federal contra la  Delincuencia Organizada, la Siedo tendrá que acreditar que el dinero  provino de un delito anterior y, a sabiendas
, los priístas ocultaron su origen.
 ¿El petróleo en la política?
 En mayo de 2000, el entonces director de Pemex, Rogelio  Montemayor Seguy, transfirió al sindicato petrolero, sin autorización  del consejo de administración, dos cheques por mil 100 millones de  pesos, mismos que fueron depositados en un banco en Houston, Texas, y  luego transferidos a México a cuentas bancarias a nombre del PRI.
 El 10 de diciembre de 2001, la Secretaría de la Contraloría y  Desarrollo Administrativo (Secodam) presentó denuncia penal ante la  Procuraduría General de la República (PGR) por el manejo irregular de  recursos federales a través del sindicato petrolero y se inició la  averiguación previa PGR/UEDO 182/2001 por lavado de dinero.
 En enero de 2002, Melitón Cázares, Andrés Heredia y Alonso Beraza,  miembros del área de finanzas del PRI, fueron detenidos por la PGR y se  convirtieron en testigos protegidos tras acordar que revelarían los  mecanismos de operación para ocultar el dinero entregado por Pemex.
 Durante la investigación, el Ministerio Público Federal descubrió que  la dirigencia priísta trató de ocultar el origen y destino de los  recursos provenientes de Pemex a través de varias maniobras; una fue una  rifa, en la cual los números ganadores se entregaron a familiares de  líderes regionales y los premios nunca se cobraron, ya que el dinero se  distribuyó en efectivo entre sus dirigencias estatales para solventar  sus operaciones proselitistas.
                        El 5 de mayo de ese año, la PGR solicitó órdenes de  aprehensión y el juzgado 13 de distrito en materia de procesos penales  federales, a cargo de José Luis Moya Flores, libró los mandamientos de  captura contra Rogelio Montemayor y los ex funcionarios de la  paraestatal Carlos Juaristi Septién, Juan José Domene y Julio Pinter.
 La procuraduría no pudo procesar a los inculpados por lavado de  dinero, ya que el sindicato petrolero demostró que los recursos le  fueron entregados como parte de los acuerdos contractuales con Pemex.
 En 2003, el IFE impuso al PRI una multa de mil millones de pesos por  rebasar los topes de gastos de su campaña presidencial en el año 2000.
 El 26 de agosto de 2011 concluyó el Pemexgate. El juzgado 13  de distrito con sede en la ciudad de México declaró prescrito el delito  de peculado electoral para el líder petrolero Carlos Romero Deschamps.
 Entre amigos
 En mayo de 2000, La Jornada publicó los primeros  indicios de que en la campaña presidencial de Vicente Fox se habían  utilizado recursos ilegales: el First National Bank denunció ante la PGR  a Juan Pablo Fox Quesada (hermano de Vicente) por el delito de fraude, y  reveló que una de sus cuentas había sido utilizada para triangular  dinero a distintos destinos, como si se tratara de operaciones de lavado  de dinero.
 En ese año, el entonces senador priísta Enrique Jackson denunció que a  través de la empresa Alta Tecnología en Impresos una mujer identificada  como Carlota Robinson había recibido dinero de la compañía belga  Dehydration Technologies Belgium, y los recursos se habían transferido  directamente a cuentas de Lino Korrodi, presidente de la asociación  Amigos de Fox. Ante ello, la PGR abrió dos averiguaciones previas: una  por delitos electorales, en la Fepade, y otra en la Siedo por lavado de  dinero.
 En el ámbito electoral, el 6 de octubre de 2003 el IFE impuso multas  de 360 millones 971 mil 39 pesos al PAN, y 184 millones 198 mil 610 para  el Partido Verde Ecologista de México, por haber rebasado los topes  para gastos de campaña.
 Las investigaciones de la Fepade y la Siedo fueron archivadas por  considerar que no se cometieron delitos de tipo penal ni electoral.
 A tarjetazos
 En el caso que está en curso, el Movimiento Progresista  denunció ante la PGR, el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial  de la Federación (TEPJF) que por medio del Grupo Financiero Monex y la  cadena de tiendas Soriana el PRI trianguló millones de pesos para  comprar votos a favor de su candidato, Enrique Peña Nieto.
 Las primeras investigaciones, realizadas por el área de fiscalización del IFE, han detectado que el tricolor  utilizó a los grupos Koleos y Tiguan, la comercializadora Atama y a las  empresas Inizzio y Efra para depositar más de 70 millones de pesos en  tarjetas prepagadas de Monex.
 La dirigencia nacional priísta reconoció que usó los monederos  electrónicos (Monex) para pagar a sus representantes de casilla, y que  el dinero forma parte de la partida de gastos ordinarios del Comité  Ejecutivo Nacional.
 Sin embargo, el Movimiento Progresista ha señalado que existió un  presunto financiamiento ilegal y lavado de dinero en estas acciones.  También ha denunciado que mediante miles de tarjetas de la cadena  Soriana, en las cuales se depositaron entre cien y mil pesos en cada  una, se realizó la compra de votos.
 En días pasados, la Fepade llevó a cabo diligencias en los estados de  Guanajuato y Zacatecas, y en ellas se tomó declaración a representantes  tricolores.
 En el caso de Guanajuato, declararon cuatro priístas; uno entregó una  tarjeta Monex Recompensas, mostró su nombramiento de representante de  casilla y aceptó haber recibido un pago por fungir como representante.
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