martes, 24 de febrero de 2009

Blindaje facial

Pedro Miguel

Primero fue la revelación de que el góber precioso había participado en una conjura para violar los derechos humanos de una periodista. En un primer momento, cuando millones de ciudadanos escucharon el intercambio obsceno entre las voces rasposas y muy machas de Mario Marín y de Kamel Nacif, se dio por hecho que el primero no resistiría la revelación y que no lograría sostenerse en el cargo. No se tomó en cuenta, en el cálculo, la pertenencia del ejecutivo estatal y el federal a un mismo partido bicápite y tetracolor (verde, rojo, blanco y azul) que, desde tiempos ancestrales, tiene como principal divisa, objetivo y razón de existencia perpetuarse en el poder, incluso si para ello hay que recurrir a la complicidad y el encubrimiento, y que con ese propósito evita, siempre que resulte humanamente posible, las fisuras entre sus filas.
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