domingo, 6 de septiembre de 2009

No le creí a Calderón

Álvaro Cueva

Yo debo ser el peor de los mexicanos, pero no le creí al mensaje que Felipe Calderón se aventó la mañana del 2 de septiembre.

¿Por qué? Porque me sonó a puro rollo para quedar bien con la gente, porque me pareció una mala declamación, porque no me dijo nada que yo no supiera antes.

Porque fue como el inicio de una campaña electoral de medio tiempo, porque fue una buena salida para cancelar las críticas, porque fue una idea genial para desviar la mirada del tema del Informe presidencial.
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