miércoles, 30 de diciembre de 2009

Operativo o ejecución



En la guerra presidencial contra el crimen organizado, la muerte de Arturo Beltrán Leyva constituye un punto de inflexión. Primero, porque a él en particular se endosa una buena parte de la espiral de violencia que vive el país; segundo, porque el suyo era y es un cártel que presumiblemente escapaba al control de Estados Unidos; tercero, porque el operativo en el que fallece plantea una hipótesis extrema: la de su ejecución; y cuarto, porque la intervención de la DEA descubre que el factor externo está determinado a construir viabilidad técnica y política en la actual administración. Washington apuesta al proyecto de continuidad transexenal del grupo en el poder. El operativo “Cuernavaca” abre una perspectiva de afirmación presidencial. Si los cálculos de recuperación económica no fallan y si la muerte de Beltrán Leyva se acompaña de una estrategia consistente que ofrezca a la sociedad una percepción de retorno gradual a los estándares de seguridad, entonces se habrá operado un cambio sustancial en la lógica del proceso político de 2012. Las coordenadas se estarían moviendo, otra vez, en dirección al PAN.

Así inicia el análisis que elabora el grupo Strategos semanalmente y que en su desarrollo reafirma que por razón de Estado más que la aprehensión de Arturo Beltrán Leyva, el operativo “Cuernavaca” pudo haber tenido como propósito su ejecución. Hay muchos cabos sueltos en todo el proceso. La reserva se impone frente a la información oficial. La ejecución del capo evita que de su boca salgan incriminaciones directas contra diversos personajes de los tres órdenes de gobierno. Colateralmente existen dudas fundadas sobre la veracidad de las llamadas narcolistas encontradas en el lugar donde fue abatido el narcotraficante, señala el análisis.

Con independencia de los nombres que contienen, es previsible una acción envolvente que lleve a la captura de autoridades locales con presuntos vínculos con el cártel del capo fallecido.

Presumiblemente, esa acción no afectará ni al gobernador de Morelos ni a autoridades federales.

Hay muchos cabos sueltos en todo el proceso. La reserva se impone frente a la información oficial. La ejecución del capo evita que de su boca salgan incriminaciones directas contra diversos personajes de los tres órdenes de gobierno. Con independencia de los nombres que contienen las llamadas narcolistas, es previsible una acción envolvente que lleve a la captura de autoridades locales con presuntos vínculos con el cártel del capo fallecido. El operativo “Cuernavaca” descubre debilidades y fortalezas de la guerra contra los cárteles de la droga. Hay piezas que al unirse direccionan líneas de interpretación heterodoxas.

En la columna de las debilidades se apunta desde luego la renuencia del Ejército de no explicar públicamente su aparente nula participación en el operativo en que cayó Arturo Beltrán Leyva, por más molestias que existen entre los altos mandos. La crítica contra el Ejército aumenta cada día.

Dejemos una voz real de un miembro del Ejército hablar sobre el tema:

“En algún libro leí que la guerra la hacen los políticos cuando su verborrea les es insuficiente para lograr sus objetivos y los ejércitos son los que pagan las consecuencias, tratando de hacer la paz.

En este caso nuestra querida institución no ha declarado ninguna guerra, el mando supremo con beneplácito de ambas cámaras le están ordenando que la ejecute, y leal a las instituciones mexicanas cumple la misión, aplicando lo mejor de sus conocimientos y exponiendo a sus elementos y reputación para tal fin.

Si los integrantes de ambas cámaras están sufragando dineros del pueblo, no es para que se queden viendo pasar los acontecimientos de nuestra nación y que sólo opinen que todo está mal, se les paga a estas rémoras por mejorar al país, para hacer reformas donde sea necesario, para hacer estudios, para corregir lo que esté mal, etcétera.

Si bien la figura presidencial con que actualmente contamos no es un líder, para eso están ellos, para asesorarlo en todo lo referente al bienestar y progreso del pueblo de México.

Ahora bien si ya embarcaron a las fuerzas armadas en el problema que ellos han consentido a través de “n” años, lo menos que pueden hacer es protegerlas con las leyes necesarias para el efecto. Pregunto, ¿los diputados y senadores pertenecientes a las fuerzas armadas que hacen? No se ven propuestas, o ¿creen que están ahí para colgarse de la ubre?

¿Que quieren retirar al Ejército de las calles? Se están dilatando, (lo que quieren es seguir participando de las ganancias del narcotráfico, no es otra cosa), ¿a quién piensan poner en lugar del Ejército? pues a sus protectores del narco. O que digan cuál es su propuesta. Le saluda su amigo j.l.g.trejo.

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