Apoco más de dos décadas de su constitución, el PRD realizó su XII Congreso Nacional al que denominó de refundación. Muchas han sido las interpretaciones de lo ahí acontecido, siendo la más recurrente el señalamiento de que no se trató de una verdadera refundación, sino de un nuevo pacto entre las corrientes que constituyen al partido. Si bien en muchos aspectos el Congreso dejó un mal sabor de boca y un aire de escepticismo, debe entenderse como un segundo paso para revertir la profunda división interna tras el colapso que significó la renovación de la dirección nacional en 2008 y el inicio de un nuevo ciclo en la vida partidaria que tiene el reto de abrir el debate a la posibilidad de crear un nuevo partido, renovado, comenzando con un nuevo padrón de afiliados, nuevas reglas de convivencia interna y apego al principio de que sean los militantes quienes definan orientaciones de la política partidaria y sus órganos de dirección. |