sábado, 2 de enero de 2010

Por Ramón Alberto Garza

1810: El cura Miguel Hidalgo encabeza un alzamiento contra el monopolio fiscal que España impone a la colonia. Once años después es decretada la independencia de México.

1910: Francisco I. Madero se convierte en el caudillo de un movimiento antirreeleccionista para acabar con el monopolio político de Porfirio Díaz. Su asesinato despierta al "México bronco" en una revolución que culmina en 1929 con la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), precursor del PRI.

2010: La sociedad mexicana está sometida a fuerzas que monopolizan el quehacer político y económico. La alternancia de partidos no es suficiente. La intranquilidad social va en aumento. La inseguridad, la corrupción y la impunidad son tres serpientes cuyo veneno inhibe el vuelo del águila.

Una nueva revolución luce inminente.

La pregunta es si esa revolución será pacífica, con un cambio de actitud y una refundación de la República que se geste por encima de los intereses que hoy paralizan a la nación...

O si será violenta, mediante la fuerza, con el alzamiento de los millones de desposeídos que no aciertan a garantizar su sobrevivencia en el presente, y mucho menos a apostar por un mejor futuro.
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