Se ha abierto un nuevo y muy peligroso frente en la guerra contra el crimen organizado. Capitalizando a su favor los trágicos, monumentales errores del gobierno de Felipe Calderón y el aumento de los irresponsablemente llamados “daños colaterales”, los capos se lanzan ahora a la conquista mediática de base social. También en esto se escala y agudiza el conflicto.
Ganar “mentes y corazones” ha sido por décadas objetivo declarado de la doctrina militar de Estados Unidos. Con sangre —más ajena que propia— aprendió el Pentágono que de poco vale el despliegue del más vasto y sofisticado arsenal, las decenas de miles de hombres y medios de guerra sobre el terreno, cuando el enemigo al que se combate, cuenta con el respaldo de la población. |