Epigmenio Carlos Ibarra
Para Rafael Barajas, El Fisgón,
por la coincidencia.
Así, “lento y obsequioso” —“servil” diría El Fisgón en su cartón de ayer en La Jornada— con un gobierno, el de Barack Obama, que para que no le falte droga a sus millones de adictos y aquí sigamos poniendo los muertos nos manda armas y dólares, se ha portado, para vergüenza de México, Felipe Calderón Hinojosa.
Ante un “acto de guerra”, porque eso y no otra cosa es que oficiales del gobierno estadunidense hayan permitido, en el operativo Rápido y Furioso, la introducción ilegal en México de 2 mil armas de asalto, nada ha hecho, más allá de una nota diplomática, el hombre que está sentado —“haiga sido como haiga sido”— en la silla presidencial.
Rumiando su vergüenza estará Felipe Calderón mientras esos dos mil fusiles de asalto, en manos de criminales gracias al gobierno de “su amigo”, vomitan fuego y siguen cobrando vidas inocentes.
Rumiando su vergüenza estará Felipe Calderón mientras que soldados y policías caen víctimas de las balas disparadas por esos fusiles. ¿Con qué cara enfrentara ese señor, al que se le hizo fácil vestirse de general, a esos soldados, oficiales y jefes que combaten en el terreno?
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