martes, 17 de mayo de 2011

Nuevo pozo de corrupción en Pemex

Ricardo Ravelo

En México el proceso de refinación de crudo para producir gasolinas está en crisis. Más de la mitad del combustible usado en el país se importa –lo que implica una sangría para el erario– y las seis refinerías que la paraestatal tiene en territorio nacional son insuficientes y obsoletas. A ello se suma un nuevo escándalo de corrupción dentro de la subsidiaria Pemex Refinación, que ya está bajo escrutinio de la Auditoría Superior de la Federación y de la Comisión de Energía del Congreso y que incluso es investigado por la Procuraduría General de la República.

MÉXICO, DF., 16 de mayo (Proceso).- Juan José Suárez Coppel –quien fuera cuestionado en septiembre de 2009 cuando Felipe Calderón lo hizo director de Petróleos Mexicanos (Pemex)– enfrenta graves problemas de corrupción en una de las principales subsidiarias de la paraestatal.

No es la primera vez que a Suárez Coppel se le implica en escándalos de este tipo: a principios de 2009, cuando Francisco Gil Díaz quiso hacerlo consejero externo de la empresa, el Congreso lo vetó, entre otras razones, por la protección que supuestamente brindó a los negocios ilícitos de los hijos de Marta Sahagún durante el sexenio del esposo de ésta, Vicente Fox, precisamente en Pemex (Proceso 1715).

Ahora la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados investigan un caso de presunto tráfico de influencias: el subdirector de Pemex Refinación, Bernardo de la Garza Hesles, otorgó un contrato de 42 millones de dólares a la empresa estadunidense KBC Advanced Technologies, sin licitación de por medio.

Además de su inexperiencia en el ramo –es un abogado que ha mantenido en el estancamiento el Sistema Nacional de Refinación, según datos de un informe interno de Pemex–, De la Garza creó la estrategia ideal para otorgar contratos sin licitación con el argumento de que son “urgentes”.

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