"Es preferible que se subsidien todos los servicios y productos con el fin de que todos pudieran tener acceso a ellos. Obviamente estos son inaceptables para las clases dominantes."
Pedro Echeverría V.
Pedro Echeverría V.
1. Al contrario de lo que afirman la OCDE y el gobierno de Felipe Calderón, señalaron funcionarios priístas (que hoy dicen estar en la oposición) no existe ningún subsidio a las gasolinas y el diesel. Los incrementos mes a mes de los combustibles en México, dicen, obedecen a una política de venta barata de crudo a trasnacionales e importación de refinados caros, señaló. Sobre los precios de los combustibles al 17 de mayo –dos días después del más reciente aumento–, se muestra que la gasolina Magna ha pasado de 6.74 pesos por litro a 9.16 (39.09 por ciento más) en el sexenio calderonista, y la Premium de 8.29 a 10.30 pesos (23.76 superior). Los perredistas han respondido también: ¿Por qué los EEUU no retiran subsidios a sus agricultores exportadores y por qué no sugerir que se cobren impuestos equivalentes a las ganancias de los más poderosos capitalistas?
2. Los empresarios y sectores derechistas del gobierno mexicano –así como hoy la OCDE- han exigido siempre el fin de la “economía ficción”, es decir, que no haya servicio de salud y educación gratuita, que no se subsidien la tortilla, la leche, la luz, el agua, el transporte y que todo se proporcione o se venda a su “precio real”. ¿Qué pasaría en México con una población de 113 millones con 70 por ciento de pobres, 40 por ciento de miserables, más de 15 por ciento de desempleados y un 40 por ciento de personas trabajando como vendedores ambulantes y en la llamada economía informal? ¿Qué cada quien sin ayuda resuelva sus problemas? Si no se otorgaran algunos subsidios, el desempleo y los salarios miserables ya estuvieran provocando rebeliones. Más aún, pienso que yo sólo por eso –por las rebeliones- aplaudiría la suspensión de los subsidios.
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2. Los empresarios y sectores derechistas del gobierno mexicano –así como hoy la OCDE- han exigido siempre el fin de la “economía ficción”, es decir, que no haya servicio de salud y educación gratuita, que no se subsidien la tortilla, la leche, la luz, el agua, el transporte y que todo se proporcione o se venda a su “precio real”. ¿Qué pasaría en México con una población de 113 millones con 70 por ciento de pobres, 40 por ciento de miserables, más de 15 por ciento de desempleados y un 40 por ciento de personas trabajando como vendedores ambulantes y en la llamada economía informal? ¿Qué cada quien sin ayuda resuelva sus problemas? Si no se otorgaran algunos subsidios, el desempleo y los salarios miserables ya estuvieran provocando rebeliones. Más aún, pienso que yo sólo por eso –por las rebeliones- aplaudiría la suspensión de los subsidios.