Sobre Carlos Salinas de Gortari pesan un sinnúmero de crímenes por los que tendría que ser enjuiciado y encarcelado como ha sucedido en otros países por menos acciones delictivas de sus gobernantes.Guadalupe Lizárraga
Es profundamente indignante la tolerancia de los mexicanos a los criminales. Carlos Salinas de Gortari no es un ex funcionario común de expediente limpio y trayectoria política ejemplar como para retar a debate sobre el mejor camino para el país. Da vergüenza la indolencia mexicana ante tanto asesinato y saqueo que encabezó su gobierno, por cualquier distracción mediática. Da vergüenza que los mexicanos de todos los estratos acepten y escuchen sus palabras como si no fuera quien es. Da vergüenza que los medios hagan eco de la arrogancia y cinismo de Salinas de Gortari, cuando debería de estar en completo silencio dentro de una cárcel, ignorado por todos.
¿Cómo puede ser posible que México no tenga memoria? Sobre Salinas pesan peculado, complicidad con su hermano Raúl en narcotráfico y lavado de dinero, tráfico de influencias, represión a opositores, magnicidios, desaparición de activistas, tortura y muerte de más de 300 miembros del PRD de entonces. Pesan las alianzas de ex gobernadores que cometieron los mismos crímenes, quizá a menor escala, como fue el exgobernador de Morelos, Jorge carrillo Olea, quien hoy vuelve a la palestra pública en aspiración de ser nuevamente gobernador, ahora del Distrito Federal.
Pesa sobre Salinas de Gortari la privatización y saqueo de nuestros recursos naturales, la privatización y saqueo de las empresas paraestatales, como la simulación de compra venta de Telmex con su prestanombre Carlos Slim. ¿Cómo es posible que se olvide que Salinas de Gortari encabezó el grupo de multimillonarios que crearon sus fortunas con el saqueo sistemático del erario, la evasión de impuestos, la explotación de trabajadores y la privatización de empresas públicas?
No se trata de un solo hombrecito que prometió el primer mundo para México con un grupo de cómplices. Se trata de un criminal que abusó del poder público emanado de un fraude electoral. Ya el ex jefe de la CIA para América Latina, Bryan Latell, declaró en entrevista a la revista Proceso, que estaba convencido de que Salinas había perdido las elecciones de 1988 ante Cuauhtémoc Cárdenas. Así mismo, Latell habló sobre los presuntos nexos del gobierno de Salinas con el narcotráfico y las concesiones que otorgó a Washington para lograr el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
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