Segun La Jornada
del viernes, se viven días de gloria en la izquierda y el movimiento
Morena que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Y así debe ser, porque
esa enorme movilización popular despierta al fin conciencias y de alguna
manera empata querencias de cambio con la de los jóvenes estudiantes
que reclaman transparencia y equidad para la política democrática
mexicana.
Las veleidades de la democracia son conocidas por todos y sufridas
una y otra vez por no pocos. Pero gozar y sufrir es uno de los
privilegios que acompañan a esa politica y nadie puede ni debe reclamar
inmunidad a ese respecto. Lo que importa es saber reconocer los dilemas
funfamentales y darle consistencia al discurso que inspira la aspiración
de quien toma parte en la contienda.
López Obrador retomó el aliento popular de la democracia cuando
propuso que por el bien de todos deberían estar primero los pobres.
Algún ocasionado y más de un mal intencionado interpretó el lema como
una exclusión, pero pronto hubo de admitirse que la propuesta conformaba
toda una forma de entender y querer hacer gobierno. Hoy, López Obrador
busca darle a la reconciliación un significado nacional y es en ese
sentido profundo que debería también buscarse la impronta popular de su
nueva, en realidad no tanto, convocatoria.
Más que de un cambio de rumbo, el llamado de la izquierda mexicana
que encabeza AMLO es de un cambio de énfasis: lo que se juegan los
mexicanos todos no es sólo su bienestar sino su seguridad básica y
elemental. Y para obtener eso, que hace muy poco parecía ganado, se
impone ahora una nueva ronda de sacrificios y contribuciones que sólo
puede darse cuando la base social se hace presente y se vuelve pueblo y
no sólo ciudadanía. Y es de eso que tiene que hablarse hoy a todo lo
largo y ancho del espectro político nacional, cuyos perfiles
fundamentales tan bien ha logrado detectar Andrés Manuel López Obrador.
Ver mas
Síguenos en twitter @radioamlo