15 de enero de 2013
Análisis
Felipe Calderón, extitular del Ejecutivo.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO,
D.F. (apro).- En menos de una semana, organizado a través de redes
sociales y con el apoyo de exalumnos de la Universidad de Harvard, el
joven empresario Eduardo Cortés Rivadeneyra y el académico John Randolph
lograron conseguir más de 31 mil firmas para expresar su repudio a la
contratación del exmandatario Felipe Calderón, como investigador del
programa Angelopoulus de líderes públicos globales.
En la página de internet www.change.org, así como en su cuenta de Twitter @cecortes,
el empresario ha ido informando sobre el desarrollo de esta iniciativa
que originalmente le pide revertir la decisión de contratar a Calderón
por su responsabilidad como titular del Ejecutivo federal en la
violencia que cobró más de 100 mil vidas en su sexenio. Su mensaje más
reciente señalaba:
“Mi petición a @Harvard para revertir la ‘estancia’ de @FelipeCalderón ya alcanzó 31,155 firmas de apoyo!”
Cortés
ha afirmado que su meta será sumar más de 150 mil firmas para revertir
la decisión de la universidad estadunidense, reconocida como uno de los
semilleros del pensamiento estratégico e imperial de la potencia
americana, que ha tenido que colocarse a la defensiva.
A la
iniciativa de Cortés Rivadeneyra y de Randolph se sumó la reciente
misiva del investigador y activista de derechos humanos Sergio Aguayo y
del poeta Javier Sicilia, quien encabezó en la última etapa del
calderonato el movimiento de víctimas de la violencia de la “guerra”
contra el narcotráfico. Una violencia que no sólo provino de los
“delincuentes” o de los capos del crimen organizado, sino de las propias
instituciones que estaban responsabilizadas de su combate.
La parte fundamental de la misiva de Aguayo y Sicilia advierte:
“Más
de 60 mil muertes, al menos 25 mil personas desaparecidas, 260 mil
desplazados, 18 mil migrantes secuestrados cada año, etcétera. Las
principales organizaciones de derechos humanos (Amnistía Internacional,
Freedom House, Human Rights Watch, etcétera.) coinciden en que México
vive una crisis humanitaria sin precedentes debida, en parte, a
decisiones tomadas por el expresidente Calderón, quien, incluso, tiene
dos denuncias ante la Corte Penal Internacional.
“Consideramos que
la incorporación de Felipe Calderón como investigador visitante de la
Kennedy School es un insulto a las víctimas de la violencia en México”,
advirtieron Aguayo y Sicilia.
De alguna manera, la Universidad de
Harvard se convertirá así en otro “daño colateral” relacionado con
Calderón. El repudio al último mandatario panista no solamente se
extiende entre círculos académicos o de comunidades mexicanas agraviadas
con la doble insensibilidad de su guerra contra el narcotráfico. Lo de
Harvad es apenas el inicio de una escalada de crítica y de balance en
contra de lo que muchos consideran “la peor administración” en los
últimos años.
La reacción a favor del político michoacano ha sido
tardía y débil. El PAN, en plena desbandada tras la debacle
calderonista, no ha salido ni siquiera a defenderlo.
Los actuales
residentes mexicanos en Harvard han señalado que no se expresarán “ni en
favor ni en contra”. Encabezados por el nieto de Lorenzo Servitje, el
hombre fuerte de Bimbo y principal financista de las campañas de Fox y
de Calderón en la docena trágica panista, la Asociación de Estudiantes
Mexicanos de la Universidad de Harvard (HUMAS) considera que la
presencia del exmandatario no debe generar posturas “políticas”. ¿Acaso
puede evitarse una lectura política al autoexilio calderonista en la
institución más política y estratégica de las universidades
estadunidenses?
En declaraciones a la agencia Notimex, Guillermo
Lerdo de Tejada Servitje, nieto del dueño de Bimbo e hijo de un
destacado militante priista, afirmó que las peticiones en contra de
Calderón “constituyen un punto de vista muy válido, que se respeta, pero
también entendemos que haya otras, en México y Estados unidos, que no
compartan este punto de vista”.
La estancia de Calderón iniciará
el 28 de enero. Quizá para esa fecha, más de 100 mil firmas habrán
demostrado que el repudio al exmandatario apenas inicia.
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