lunes, 14 de julio de 2008

Factor Miedo


Denise Dresser
14 Jul. 08

Todos los miembros del equipo económico de Felipe Calderón parecen estar atrapados en la versión mexicana del "reality show" Fear Factor. Cada semana se les pide que hagan una hazaña ridícula, una acrobacia peligrosa, una cabriola demencial ante la mirada atónita del público. Allá saltan de un edificio alto a otro; acá subsidian la gasolina. Allá mastican cucarachas vivas; aquí fijan los precios de productos de la canasta básica que nadie come. Allá se paran dentro de una cámara de gas; acá resucitan los controles de precios. Allá desfilan desnudos mientras les toman fotografías; acá toman decisiones que van en contra de todo lo que Agustín Carstens y otros aprendieron en sus cursos básicos de economía. Allá el concursante ganador recibe un premio por su conducta estrafalaria, pero acá quienes participan en la más reciente charada gubernamental no se lo merecen.

Porque al actuar como lo están haciendo, los hombres y las mujeres del gabinete económico repiten los errores que el país ya cometió. Reiteran las decisiones con las cuales México se equivocó. Reviven los costos que la población en el pasado pagó. Las malas prácticas y las viejas costumbres que produjeron crisis tras crisis, déficit tras déficit, implosión tras implosión. Los subsidios y las distorsiones y el uso equívoco del gasto público y la intervención gubernamental que exacerba los problemas en el largo plazo, con el afán de solucionarlos temporalmente. Pero "la estrategia beneficia a la economía de los mexicanos", reitera Georgina Kessel. "El subsidio es sostenible porque no se está incurriendo en ningún déficit", argumenta Agustín Carstens. Todos ellos, responsables -otra vez- de la manipulación política de las variables económicas. Todos ellos comiendo insectos como los concursantes en el programa de televisión.

Y seguramente tan o más asustados. Porque la política económica del gobierno de Felipe Calderón huele a miedo. Miedo a la inflación y la irritación social que podría producir. Miedo a la desaceleración económica y los costos políticos que podría acarrear. Miedo a la elección del 2009 y la pérdida de apoyo para el PAN que podría traer consigo. Miedo a Andrés Manuel López Obrador y la capitalización del descontento que seguramente encabezaría. Terror a perder el poder que ha politizado las decisiones económicas de múltiples gobiernos en México. Ansiedad apenas contenida que lleva a enfatizar la seguridad por encima de la oportunidad, la estabilización por encima del crecimiento, el mantenimiento de incentivos disfuncionales -el uso del automóvil- por encima de su reconversión, el control de los mercados por encima de su buen funcionamiento. Y así como los concursantes de Fear Factor siempre parecen avergonzados por lo que se les ha obligado a hacer, el gabinete económico del Presidente debería sentir lo mismo.

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