domingo, 5 de octubre de 2008

Granados Chapa, crítico de la intolerancia

JENARO VILLAMIL

En vísperas de que el Senado le entregue la medalla Belisario Domínguez, el periodista hidalguense Miguel Ángel Granados Chapa habla con Proceso sobre su quehacer profesional, ejercido desde la década de los sesenta. Y lo hace con pasión. Es el suyo un ejercicio de lucidez en el que repasa casi todo: sus primeros pasos, la represión de que fue objeto por parte de un grupo de ultraderecha, sus dos maestros: Julio Scherer García y Manuel Buendía, su paso por el unomásuno y La Jornada...

Con cuatro décadas y media de trayectoria profesional, tres de las cuales ha escrito de manera ininterrumpida su columna Plaza Pública, Miguel Ángel Granados Chapa, protagonista de momentos claves en el proceso de democratización del país, advierte: la actitud de los gobiernos panistas hacia la prensa "es peor que la del PRI"; "es agresiva, sienten las críticas como algo personal".

Y ejemplifica: "A Fox nunca lo vi. Los presidentes priistas procuraban conversar con la gente de los medios; Fox no. Y luego sus reacciones, como lo vimos con Proceso, son muy virulentas. Los del PRI eran hipócritas, pero la hipocresía priista los hacía ensayar otros modos. Castigaban la crítica de distintas maneras"

Y habla del contraste de los panistas, quienes, dice, no tienen escalas. "No intentan convencer de ningún modo; son muy desdeñosos de la prensa porque
para ellos es lumpen que vive del favor gubernamental y porque no creen en la autenticidad de las motivaciones de la prensa crítica. Son desconfiados. Siempre piensan que hay una doble intención."

En extensa entrevista con Proceso, en vísperas de recibir la medalla Belisario Domínguez el próximo martes 7 y de la cual proceso.com.mx publica un extracto, Granados Chapa revive pasajes centrales de su trayectoria periodística. Describe, por ejemplo, su estrecha y cercana relación con Manuel Buendía y con Julio Scherer García, a quienes reconoce como sus maestros; admite que fue "un error" haber buscado la gubernatura de su entidad natal, Hidalgo, en 1999, como candidato del PRD, y reconoce que ahora sólo a la televisión se le puede reproducir aquel grito del movimiento estudiantil del 68: "Prensa vendida".

Granados Chapa delinea las diferencias entre aquel priismo que le tocó vivir como reportero, editorialista, subdirector y director en distintos medios impresos y electrónicos. Hoy, dice, existe espacio para otro periódico crítico.

Secuestrado y torturado por un grupo de la ultraderecha, en sus inicios como reportero del vespertino Crucero, comenta que los grupos de poder secreto que operan en la opacidad -como el narcotráfico y la ultraderecha- constituyen aún dos amenazas para el periodismo porque "no son demócratas, son autoritarios y pueden matar".
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