domingo, 22 de febrero de 2009

Guiñol

Jorge Moch

Para Jorge Lobillo
Bien dijo José Revueltas en Dialéctica de la conciencia: “Desde su aparición histórica, la plusvalía señala al otro antagónico del hombre.” La derecha que dice gobernar México es oligarquía cuya filia ultracapitalista no permite mucha largueza de miras, ni parar mientes en mantener su cuota de privilegio, de poder y de infinitos réditos a costa de lo que sea, aunque ello signifique el país mismo. Y cuando es funcionaria pública, la oligarquía empresarial no brilla como estratega. Largos, dolorosos lustros nos va costando el simple axioma como condena por muchos entrevista: una cosa es administrar empresas, fábricas o bancos con mentalidad de cuentachiles que siempre trata de pagar a sus empleados el menor salario posible, mientras intenta siempre vender lo más caro que se pueda, y muy otra es gobernar, hacer Estado. La derecha siempre terminará convirtiendo el interés social en lucro, y lamentables ejemplos sobran: Javier Lozano en la secretaría del trabajo –eso que precisamente cada vez más escasea en el gobierno del “candidato del empleo”–; Miguel Yunes, empresario oscuro, más oscuro funcionario priísta en Veracruz durante el salinato y ahora… ¡director panista de un instituto socialista como el issste!; Juan Molinar, vocero de derechas en los medios, ¡dirigiendo el Instituto Mexicano del Seguro Social!, y en fin, una recua de ineptos, reconocidos por su voracidad o su indiferencia ante la cuestión social, paradójicamente allí, en puestos de interés social y estratégico. Y así todos los secuaces del régimen, invariablemente, además, amigos de los medios electrónicos, clientes suyos y, en algunos casos, antiguos empleados de la oligarquía mediática. Por eso, quizá, esa oligarquía se presume más poderosa que el gobierno mismo y se atreve a retarlo. Esa presunta potestad de un poder superior ha funcionado en algunos sitios, como Estados Unidos o México, pero en otros lugares el tiro le salió por la culata a los empresarios. El ejemplo más reciente es, desde luego, Venezuela.
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