lunes, 2 de febrero de 2009

■ Serenata de amor en Davos

México SA
Carlos Fernández-Vega

■ Feliproa: dichos y hechos
■ El “opositor”, años después

Timbiriche de corazón, a su patética obra musical en Davos (Another brick –¿brake?– in the wall y Riders in the storm) Felipe Calderón añadió una serenata de amor para ratificar su afinidad con Ernesto Zedillo y su modus operandi: no sólo lo “reivindicó” hasta la ignominia, sino que, paroxístico, propuso un Fobaproa mundial “para salvar la crisis”.

Por lo visto, del “cielo de la oposición” al “infierno del gobierno” (o “suelo, como dice Presidencia que dijo el michoacano) sólo hay un foro Económico Mundial de por medio, en el que Agustín Carstens, a la diestra de Calderón, repetía el estribillo: en el “rescate” bancario “se hizo lo mejor que se pudo”.

Del doctor “catarrito” se entiende: nunca ha negado su amor y pasión por el Fobaproa (“soy totalmente Banco de México”), y como director de Investigación Económica (1994-1998) de esa institución colaboró para tal fin con los dos gobernadores (Miguel Mancera Aguayo y Guillermo Ortiz, primero como secretario de Hacienda de Zedillo) que dieron cuerpo al “rescate” bancario y su 20 por ciento del PIB. En ese equipo también participaba Francisco Gil Díaz, como vicegobernador, a la postre, según sus palabras “enterrador” oficial del Fobaproa.
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