martes, 28 de abril de 2009

Orden dada no supervisada se la lleva la chingada

A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce

• Jugar con fuego
• Cuestionamientos internacionales


Un error, mi estimado, es tanto más peligroso cuanto mayor sea la cantidad de verdad que contenga. Los acontecimientos relacionados con el severo outbreak de la influenza porcina, que ya alcanza a varios países del mundo, sigue colocando en el epicentro del reventón a México con los continuos y puntillosos cuestionamientos hacia el (des)gobierno de los jinetes de la tormen… no, no, del Apocalipsis de Felipe Calderón —que para colmos de su suerte (so it´s official that he´s a bad omen) ayer se registró un terremoto de 5.7 grados que mandó a la lámpara sideral de la psicosis a tirios y troyanos— sobre la falta de acierto federal en la detección oportuna del endemoniado virus que, hasta hoy, sigue sin cobrar vida alguna más que en nuestro país donde oficialmente se dan distintas cifras lo que ayuda, my friend, a abonar el tan divertido sospechosismo, sello de la cultura del surrealismo mexicano.
Lo singular de este virus puerco es que ya detectados los primeros síntomas, sí tiene cura… que no es lo mismo a tener vacuna por ser completamente nuevo. Lo que ya no tiene vuelta de hoja es la imagen del (des)gobierno y su Gymboree, que ya acusan recibo de delicados señalamientos de Francia, Colombia, Estados Unidos y Canadá sobre jugar al Tío Lolo con la epidemia desde hace varias semanas… sin sopesar que esta nueva ponzoña (se entiende que la porcina) vuelve a (balconear) poner en el centro del debate la pobreza en México y las secuelas indiscutibles de vivir en la miseria sin acceso a los servicios básicos de salud.
Y si en el colmo del desmadre doméstico —que desaparece por unos días del tablero de prioridades mediáticas— le suma que las palabras presidenciales le hacen lo que el viento a Juárez, o mejor aún, les vale absolutamente madres a los encargados de los hospitales del IMSS, donde realidad mata discurso, el polvorín de la molestia social es cuestión de tiempo.

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