miércoles, 13 de mayo de 2009

Calderón en campaña

JOHN M. ACKERMAN

El triunfalista discurso que Felipe Calderón pronunciara en cadena nacional el pasado lunes 4 demuestra sus claras intenciones por intervenir personalmente en las campañas electorales, utilizando políticamente la crisis sanitaria para favorecer a su gobierno y al Partido Acción Nacional. Frente a ello, la sumisión y complicidad del Instituto Federal Electoral (IFE) pone en evidencia una vez más su falta de autonomía, objetividad e imparcialidad.
Uno de los logros más importantes de la reforma constitucional en materia electoral de 2007 fue la expresa prohibición de la difusión de propaganda gubernamental durante las campañas políticas. El nuevo texto de la Carta Magna señala que, “durante el tiempo que comprendan las campañas electorales federales y locales y hasta la conclusión de la respectiva jornada comicial, deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental”. Supuestamente desde el pasado 3 de mayo a ninguna entidad gubernamental se le debería permitir utilizar los medios para dar a conocer sus acciones o promover sus logros.
Sin embargo, no habían pasado siquiera 48 horas cuando Calderón decidió violar esta disposición constitucional con su mensaje a la nación. Para justificar su abierto atropello de la ley, el presidente recurre a una excepción prevista para “campañas de información… relativas a servicios educativos y de salud, o las necesarias para la protección en casos de emergencia.” Sin embargo, el discurso de Calderón de ninguna manera puede ser considerado parte de una “campaña de información” y tampoco fue una alocución “necesaria” para atender la emergencia sanitaria.
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