lunes, 11 de mayo de 2009

Influenza: el humor negro de Obama

Dinero
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Enrique Galván Ochoa

Con la tranquilidad de que su país cuenta con una red hospitalaria muy extensa, millones de dosis de antivirales y centros de investigación buscando una vacuna contra la influenza, el presidente Obama se puso a contar chistes en la reunión que tuvo el sábado con los corresponsales de prensa acreditados ante la Casa Blanca. No se salvó México de su humor negro. Recordando la campaña de selección interna del Partido Demócrata en que enfrentó a Hillary Clinton, convertida hoy en su secretaria de Estado, Obama arrancó las carcajadas con este chistorete: “Fuimos rivales durante la campaña, pero hoy en día no podríamos ser más cercanos. En cuanto Hillary regresó de México vino a verme a la Casa Blanca a darme un abrazo y un gran beso… y a recomendarme que no dejara de ir a visitar a los vecinos”. Como quien dice, Hillary no se ha resignado, quería ver si el virus mexicano le hace el milagrito. Los representantes de la prensa internacional se doblaron de la risa. Lo habrá dicho de chía pero es de horchata. El director del Museo de Antropología, Felipe Solís, quien sirvió de guía al presidente de Estados Unidos en un breve recorrido con motivo de la cena de los invitados y los desinvitados, fallecería días después por una enfermedad de tipo pulmonar, y uno de los agentes del servicio secreto de la comitiva pescó una tos que se convirtió en influenza al volver a Washington, contagió a sus hijos, tuvieron que cerrar por unos días las escuelas a las que asisten, todo un desastre. Obama dijo otros chistecines pero, según los periodistas, el mejor de la noche fue el de "Hillary y México". Por lo visto hay de negros a negros para el gobierno calderonista.
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