viernes, 19 de junio de 2009

Iztapalapa, emblema de un sistema decadente

Pablo Gómez

No podemos conocer con certeza quienes metieron las manos en el fallo del Tribunal Electoral sobre Iztapalapa pero tampoco podemos estar seguros de que los magistrados hayan hecho tal atropello por iniciativa propia. Es tan monstruosa la sentencia que en verdad cuesta trabajo adjudicársela a unos juristas.

El origen del juicio fue que algunos integrantes de mesas directivas de casilla en algunas mesas receptoras –donde el voto a favor de Clara Brugada era muy alto— no estaban en el listado de miembros del PRD. En cambio, todos los demás integrantes de casilla que tampoco estaban en el listado de integrantes del partido no fueron analizados ni sobre tales casos se ejerció alguna resolución judicial. El propósito era anular sólo medio centenar de casillas (no cualesquiera sino unas muy precisas) para dar la vuelta al resultado.
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