miércoles, 15 de julio de 2009

Guanajuatización michoacanizada

Jairo Calixto Albarrán

El gobernador nodoyGodoyuna no tendría por qué sentirse mal por tener un medio hermano al servicio del narco, después de todo está mal visto en México no tener un hermano incómodo. Si no tienen uno —es casi tan obligatorio como tener una credencial del PRI firmada por Roberto Madrazo—, yo les recomendaría que se fueran adoptando uno en el PSD ahora que no tienen con qué pagar sus deudas de campañas (pobres, por alguna razón que debería ser estudiada a conciencia, creyeron que todos los pachecotes del país iban a votar por ellos, incluidos sus proveedores) y están a punto de emprender la graciosa huída.
Don Leonel tendría que agradecer que todo quede en Familia y su pariente, un Godoyito en fuga, no se fue con un cártel extranjero a Canadá.
Eso sí, el pobre hombre, antes que otra cosa, debería hacerse una limpia en Catemaco, porque nomás falta que lo acusen de pasarle los pomos al clavadista Yahel Castillo (¿no es de un puritanismo supino la manera en que están linchando al deportista?). Como si no fuera suficiente con la conversión de Michoacán en el gemelo diabólico de naciones tan tranquilas como Irán o Afganistán, todavía le dieron michoacanazo queriéndolo guanajuatizar con el fuego amigo del gobierno calderónico con el que había estrechado, según esto, lazos cordiales de colaboración. Esa sí es mala suerte. Y ahora, cuando todavía no podía organizar su torpedeado gabinete, Godoy recibe de la SPP, sin anestesia de por medio, la noticia de su narcobrother.
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