domingo, 12 de julio de 2009

No es la economía; es la moral

Rolando Cordera Campos

Si se quiere insistir en el mito se puede festejar el ingenio de los jóvenes iracundos del Internet y hasta festinar sus éxitos por venir. También, desde la otra orilla, se puede insistir en la calidad del sistema plural de partidos y de sus árbitros, a quienes poco les faltó para cantar su victoria en un programa de la televisión abierta. Lo que no se puede eludir, desde estas y otras riveras, es la degradación de la política en su clave democrática ni el decaimiento acentuado de la existencia colectiva cuyo epicentro lo forman precisamente los jóvenes, anuladores o abstencionistas tal vez, pero seguramente desempleados, subempleados o inempleables, o en punto de fuga hacia este grotesco exilio interior en que se ha trocado la opción por la criminalidad organizada.
Leer Nota AQUI