Durante los últimos años se ha establecido en el país un clima de violencia, incertidumbre y ausencia de autoridad que favorece la violación de los derechos humanos y particularmente de los derechos políticos. Bajo el pretexto de la guerra contra el narcotráfico, el Ejército y las fuerzas federales son empujados hacia la ocupación del territorio y a actuar como un poder absoluto sin controles democráticos. Los operativos realizados en esta guerra aumentan de manera preocupante el número de casos de violaciones a los derechos humanos y abusos contra la población civil, y propician el resurgimiento de grupos caciquiles y la persecución política.
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