jueves, 8 de octubre de 2009

Crimen atávico

Rosario Ibarra

“¿A quién le importa la tortura policial?”, era el nombre de un artículo que se publicó en estas mismas páginas hace apenas dos días. Leerlo y sacudirse dentro de mí el torbellino de dolorosos recuerdos que guarda mi memoria fue todo uno.

Inicia el texto con la narración de algo insólito que sucedió en Monterrey: la proyección en el noticiario Telediario de aquella ciudad de “imágenes de policías municipales torturando a una persona con una tabla, en las celdas del municipio de Apodaca, Nuevo León”.

¡Con una tabla! Y brotó en mi mente el recuerdo de aquel jovencito de 22 años que llegó un día a mi puerta a entregarme el testimonio de lo que vio y sufrió en las instalaciones de la Dirección Federal de Seguridad (DFS, Circular de Morelia número 8, colonia Roma, DF), feudo terrorífico de Nazar Haro en aquellos años.
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