No es que a uno nada le guste. Ni que sea un opositor sistemático a todo lo que venga del gobierno. Tampoco se trata de abominar los colores blanquiazules. Pero la verdad, la verdad, a mí la muerte a balazos de Arturo Beltrán Leyva me genera muchas más dudas que certezas.
Por supuesto que hay que reconocer que siempre serán un gran acierto las acciones exitosas en contra del crimen organizado. Pero es igualmente válido cuestionar el grado de éxito de esta en particular: para empezar, ¿se trataba de capturar vivo al capo sinaloense o de silenciarlo? |