Fue una especie de referendo extraoficial que hizo visible el alto grado de desconfianza (no partidista ni necesariamente ideologizado, mucho menos organizado) que muchos ciudadanos tienen respecto de los actos de gobierno. Aun si se dieran por buenas las cuestionables cifras oficiales del Renaut, debería ser cívicamente muy preocupante para el aparato institucional que (cuando menos) un 30 por ciento de quienes debían cumplir un requisito sencillo, y normalmente aceptable, se hubieran rehusado, lo hubieran desdeñado o hubieran estado en condiciones de precariedad tecnológica inhabilitante. En el fondo, lo que queda muy claro es que un segmento numeroso de mexicanos desconfía en absoluto de sus autoridades, de los procedimientos que establecen y de la finalidad real que puedan tener los insistentes afanes por imponer trámites de control y hacerse de listas de datos ciudadanos. |