sábado, 15 de mayo de 2010

Un trabajador, una historia

Leonardo


Fue el abuelo de Leonardo quien inauguró una saga mítica de electricistas, allá en Palpan, Morelos, por aquellos tiempos en que la compañía todavía era gringa y se llamaba Mexican Light & Power. De niño había sido mensajero del mismísimo Zapata, y más tarde fue el primer subsecretario del SME y el primer jubilado de la Alameda. Tuvo diez hijos que él hubiese querido que se dedicaran al campo en vez de entrar a Luz y Fuerza, como él, porque decía que allá los iban a traer como esclavos. Electricistas fueron sus hijos, sin embargo, y electricista fue también su nieto Leonardo, que ahora desgrana su historia pausadamente, con la calma de quien posee todo el tiempo del mundo aunque la vida se le escape irremediablemente a razón de quinientos gramos diarios.

A Leonardo le gustan las motos y conduce una Triumph. Será lo último que empeñe. Al salir del conalep estuvo unos años haciendo chambitas, hasta que finalmente entró a Luz y Fuerza del Centro, la empresa de su padre y su abuelo. Le hubiese gustado entrar a la UNAM, pero el sistema de horarios rotativos no lo permitía. Un empleo para toda la vida, con un sueldo modesto –apenas seis mil pesos al mes- y mucha responsabilidad sobre sus hombros. Trabajaba en Cables Subterráneos, en las oscuras entrañas de la ciudad, allí donde un error te cuesta la vida y lo de menos es si una rata te pasa entre los pies. Orgulloso, afirma que en su empresa no hay errores, porque quien se equivoca arriesga no solo su vida, sino la de sus compañeros. Y no fueras a llegar muy salsa para querer meterle mano a los cables, porque aquí los más chingones están en el panteón. Como electricista de los que batallan en primera línea de fuego sabe mejor que nadie que los rumores de sabotaje no son más que historias. ¿O es que alguien quiere darse un paseo por los estrechos corredores subterráneos y escurrirse entre transformadores de hasta 750 voltios para picar un cable envuelto en plomo sin contar con un equipo de respaldo que al menos te avise si algún circuito truena? O como diría Fernando Amezcua, el Secretario del Exterior del SME: si van a acusar de sabotaje que presenten el arma…y el cuerpo del que la empuñó.

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