viernes, 2 de julio de 2010

Balas y votos

Acentos
Epigmenio Carlos Ibarra

A sangre y fuego irrumpió el crimen organizado en el proceso electoral que culmina el próximo domingo. Aunque actuó ejecutando al candidato priista a gobernador y a parte de su equipo de campaña, en Tamaulipas, estado de la República que tiene prácticamente bajo su control, las consecuencias de ese atentado habrán de sentirse, de alguna forma, en las 14 entidades donde se celebran comicios.

Hace valer así el narco su poder de veto, con balas y no votos, sobre la precaria e incipiente democracia mexicana y es éste, me temo, el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, sólo el principio.

A los atentados contra jefes estatales y municipales de seguridad pública y policía, a los asesinatos de alcaldes y otros funcionarios menores se suma ahora esta nueva acción criminal sobre un objetivo político de importancia estratégica.

Escala así el narco la violencia y, al tiempo que sus balas alcanzan, por primera vez, a la élite política, manda con ellas un mensaje muy claro a los votantes de zonas cada vez más amplias del país donde opera con casi total impunidad; salir a votar, dice a los ciudadanos indefensos, y ya desde antes atemorizados, puede costarte la vida.
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Réquiem por el Estado

Pablo Gómez

No, no es una “respuesta desesperada” de los delincuentes organizados lo que podemos apreciar en la masacre contra Rodolfo Torre Cantú y varios de sus compañeros. Es el control del territorio que ejerce la organización que llevó a cabo las ejecuciones. Y cuando existe ese control, el Estado se ha volatilizado.

Pero, ¿de qué manera ha ocurrido este fenómeno? El Estado corrupto mexicano tuvo antes la capacidad de control en tanto que de alguna manera formaba parte del narcotráfico. Las cosas, sin embargo, llegaron a un grado en que el control fue asumido por los llamados cárteles. En cierta forma los papeles fueron cambiados, pues esa delincuencia ya no sólo se dedica al narcotráfico, sino a todo lo posible, y ninguna autoridad tiene la fuerza institucional para hacerle frente. Mientras la delincuencia organizada creció con una rapidez inaudita, el Estado carecía de capacidad para enfrentarla, tanto porque estaba controlado desde fuera como porque no existía una policía capaz de asumir tal reto. Las fuerzas armadas son el instrumento menos adecuado para encarar el fenómeno, debido a que carecen de capacidad operativa rápida y de movilidad para actuar en los territorios urbanos.
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Elecciones 2010: la mafia política y la “ridícula minoría”

A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce

• Lo que está en juego…
• Rodolfo y Diego: mensajes y semejanzas

A todísima madre finaliza la semana con la cobarde ejecución del candidato del PRI, Rodolfo Torre Cantú, y la línea de investigación que ya deslizó el gobernador Eugenio Hernández alrededor del… móvil político que dejó marcada una cartulina con delicado mensaje.

Y para documentar el catastrofismo de la terquedad de una estrategia que es un absoluto fracaso, my friend, la jornada violenta de la “ridícula minoría” sigue sumando daños colaterales y muertos en Sonora, Morelos, Jalisco, Oaxaca, Sinaloa y la joya presumida de este (des)gobierno, Ciudad Juárez, donde ejecutaron a una subprocuradora.

Chingón.

Todo el plomo y la monumental impunidad previo a una accidentada jornada electoral, que ya está marcada por el encono, la polarización, las descalificaciones, la guerra sucia (con las manos limpias), la utilización de las instituciones cual juguetes de estimulación temprana y la mezquindad política de lucrar con una tragedia como la ocurrida en Tamaulipas, que le dio entrada a que los priistas cerraran filas (electoreras) detonando el atractivo misil de la madriza contra Felipe Calderón, y éste les respondiera con otra madriza disfrazada de espotiza y de salidas desmedidas a medios electrónicos para anunciar acciones con clarísimo tinte electorero, justo cuando le dan flit a la titular de la Fepade y donde el ife (con minúsculas) brilla por su ilustrísima ausencia.
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