En el marco de la globalización neoliberal, se lleva a cabo un proceso gradual de aniquilamiento de las instituciones y organizaciones políticas y sociales del campo democrático y progresista que lleva ya varios años. Siguiendo esta línea de acción, la oligarquía, al haberse hecho de la dirección y los principales cuadros políticos del PRD a través de los ´´chuchos´´, ahora va por la imposición de la candidatura presidencial de ese partido, y del Partido del Trabajo y Convergencia, la cual se pretende facturar por adelantado a favor del inofensivo Marcelo Ebrard y compañía.
La batalla por la nominación de la candidatura perredista trasciende el interés de las facciones partidistas para convertirse en una cuestión medular de supervivencia del pueblo de México, dada la angustiante realidad que demanda una transformación tajante en todos los ámbitos del acontecer nacional. Desafortunadamente, aún no podemos saber cuáles intereses lograrán imponerse en el proceso nominativo que habrá de suceder en poco tiempo, lo que sí podemos prever desde ahora es que, la unidad de todas las fuerzas patrióticas, nacionalistas y antiimperialistas, sólo puede ser posible en torno al movimiento libertario que encabeza López Obrador, por el hecho de enarbolar de manera clara y contundente un programa para salvar al pueblo de las garras de la actual dictadura económica y política que padecemos. La misma unidad de estas fuerzas en favor del gobernante capitalino sería hacerle el juego a la oligarquía y la derecha gobernante, quienes disputan esta candidatura sólo para dividir al pueblo y facilitar la co ntinuidad del reino de privilegios de que disfrutan mediante el régimen imperante. En otras palabras, la unidad a favor de Marcelo equivale a entregar la plaza al enemigo.
En efecto, los dueños del poder económico ya tomaron nota de las ´´legitimas aspiraciones presidenciales´´ de Marcelo Ebrard y piensan explotarlas al máximo en su beneficio. Con Peña Nieto y el gobernante capitalino ya tienen ubicados a dos de los candidatos afines a sus intereses, sólo les falta saber cuál será el candidato panista y tercero de sus preferidos para integrar el triunvirato; para que nadie diga luego que en México no hay ´´pluralidad política´´ ofrecerán al electorado escoger de tres cartas que ellos mismos pondrán sobre la mesa. Enseguida, los monopolios mediáticos cumplirán el papel que les corresponde como aparato ideológico del poder económico y sembrarán estos productos de mercado en la conciencia del pueblo, buscando cerrar nuevamente la posibilidad de los cambios progresivos que demanda la sociedad.
El último día de septiembre, en la ciudad de México, DF, se dio a conocer a la opinión pública la conformación de la plataforma que impulsará la candidatura presidencial del gobernante capitalino. El presidente de dicha fundación, René Cervera, un personero de Marcelo, sostiene que: ´´…el compromiso de la fundación es buscar la cohesión de todas las fuerzas progresistas del país, construir el mejor programa de gobierno -porque los puntos programáticos de López Obrador no les gustan- y promover el triunfo de la izquierda en las elecciones de 2012, a fin de eliminar el régimen de privilegios que construyó el PRI y que perpetuó el PAN´´. Para luego, tan sólo tres días después de fundar dicha entelequia, el 2 de octubre, Marcelo aseguró que respaldará ´´absolutamente´´ la coalición PRD-PAN en el Estado de México. La nota de prensa OEM-Informex dice que ´´nadie evitará la alianza mexiquence´´, desestimando tajantemente la inconformidad de la militancia perredista en el estado que se niega a aceptar ese maridaje con el PAN. Algunos cuadros inconformes denunciaron públicamente que la dirigencia estatal perredista estuvo sobornando a los consejeros estatales con cantidades de 5 mil hasta 20 mil pesos para aprobar dicha alianza; dijeron también, que el dinero que se estuvo repartiendo salió de la dirigencia nacional del PRD y del gobierno federal, vía el PAN.
Como se afirma, ´´buscan cohesionar a todas las fuerzas progresistas del país´´, pero en función de qué. Las evidencias desnudan totalmente las verdaderas intenciones de los chuchos y su candidato Marcelo: unificar al pueblo en torno al proyecto de la derecha. La verdad es que, quienes se ven en la necesidad de autodefinirse todos los días ante los reflectores de la burguesía como de ´´izquierda´´, como es el caso de esta cuadrilla de chuchistas, en verdad no lo son, se venden como tales, pero son de derecha y le sirven a ella. Para no caer en este engaño, el pueblo debe acogerse a aquella cita que dice ´´por sus frutos los conoceréis´´. Cuando alguien preconiza honestamente la filosofía del socialismo científico, y actúa conforme a ella todos los días sin caer en la prevaricación, no tiene ninguna necesidad de gastar saliva autoafirmándose de ´´izquierda´´, sus hechos lo ubican ante la sociedad como tal.
La facción de los chuchos, en su afán de cobrar bien sus servicios a la derecha está arrastrando al PRD a la peor de sus crisis internas; virtualmente está partido en dos, producto de la encarnizada lucha de clases que vive su militancia. Por un lado están los chuchistas con la dirección política en sus manos, alineados con la oligarquía y la derecha gobernante, y por otro, el grueso de la militancia honesta y comprometida con las mejores causas del país, de actitud firme y combativa frente a los culpables de la tragedia nacional; es en medio de esa pugna brutal de facciones, propia de un partido multiclasista, en el que se resolverá la disputa por la candidatura presidencial del perredismo. Si la fuerza del capital logra imponer a Marcelo como candidato presidencial de los partidos PRD-PT-PC y le cierran el paso a López Obrador y su programa reivindicatorio, entonces, el camino que les queda a los 15 millones de mexicanos que votaron por la transformación del país en 2006, es el de elaborar desde ahora el ´´ Plan B´´ para enfrentar esa posibilidad.
San Luis, Río Colorado, Sonora, México. 9 de octubre 2010.
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