ACAPULCO, Gro., (apro).- Cuando pasada la medianoche llegó a este
puerto, Andrés Manuel López Obrador de pronto se vio atrapado por
cientos de motociclistas que realizaban un festival en la costera Miguel
Alemán. “Ahí esta López Obrador” gritó alguien y los rugidos de las
maquinas se dirigieron a la camioneta y en un santiamén aquello se
convirtió en un acto de campaña fuera de la agenda.
López Obrador
ríe cuando recuerda cómo se acercaban mujeres y hombres, la mayoría
jóvenes, que lo saludaban metiendo una de sus manos a la ventana de su
camioneta, mientras en la otra malabareaban vasos de cerveza.
“Nadie
nos faltó el respeto”, dice asombrado el candidato de la izquierda y
sonríe divertido cuando recuerda que fueron varios minutos en los que
fue rodeado por muchas jovencitas que se salieron de los bares de la
costera para saludarlo, para tomarse una foto.
López Obrador salió
de la muchedumbre como una celebridad, entre saludos y flashes de las
cámaras, sin bajarse de la camioneta, mientras sus escoltas abrían paso
pidiendo permiso a los motociclistas que hacían rugir sus potentes
máquinas.
En los videos tomados por sus acompañantes se ve a
jovencitas con poca ropa y en traje de baño acercándose a la camioneta
blanca donde viajaba el candidato presidencial que de pronto se perdía
entre la muchedumbre.
Se escuchan los gritos de “presidente,
presidente” y una masa de gente y moticletas moviéndose alrededor del
vehículo de donde salía la mano del tabasqueño saludando, agitándose,
estrechando a otras manos en ese mar de noctámbulos.
Minutos más
tarde, ya en el hotel donde pernoctó, López Obrador y sus escoltas
bromeaban con los reporteros de su aventura nocturna. “Salimos bien
librados” decía uno de los guardias personales del candidato, quien
seguía exultante: “Sin quererlo hicimos un acto de campaña”.
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