Donde voltea ve una multitud eufórica, por lo que arranca diciendo: "¡Hermanos, Hermanas!. Muchas gracias de todo corazón. Amor con amor se paga"
Érika Hernández / Enviada Grupo Reforma / VIllahermosa (24 junio 2012)
Háganle bulla, bulla, bulla", arenga el vocalista del grupo Chamenai, mientras Andrés Manuel López Obrador se abre paso entre la multitud.
El griterío se extiende por la Plaza Revolución, por sus jardines y calles aledañas que lucen a reventar. Según los organizadores del cierre estatal, llegaron cerca de 40 mil tabasqueños.
"Ven, ven, ven... Vamos con el Peje, porque el Peje va muy bien. !Me pueden decir Peje, pero lagarto nunca! Vamos a Tabasco con el Peje, porque el Peje va a ganar", sigue cantando la banda musical.
Despeinado, desfajado, pero contento, López Obrador sube al templete, le da una vuelta para saludar a la que gente que rodea la estructura metálica y lanza abrazos al aire.
Laureano Naranjo, amigo del originario de Macuspana que conduce el evento, le da la bienvenida: "!El único tabasqueño mundial: Andrés Manuel López Obrador!".
Sus paisanos arrecia la bulla, que se entremezcla con gritos de "!Obrador!" y "Presidente", al tiempo que cae una lluvia de miles de papelitos celofán color naranja y blanco.
El candidato presidencial de la izquierda luce feliz. A donde voltea ve una multitud eufórica, por lo que arranca su discurso con un "!Hermanos, Hermanas!. Muchas gracias de todo corazón. Amor con amor se paga".
Aunque desde que arrancó su campaña a la Presidencia, en diciembre pasado, visitó una veintena de municipios de Tabasco, guardó la capital para su cierre estatal.
Día 86 de campaña. Faltan ocho para la elección y López Obrador se deja apapachar por sus paisanos.
A su llegada, casi 200 caballos con sus jinetes del Lienzo Charro estatal forman una valla para recibirlo. Lo esperan también una veintena de bandas regadas por toda la explanada, cuya música se entremezcla y se confunde.
Cada quien a su estilo, trajo mantas, cargó pancartas o lució disfraces para buscar la atención del aspirante perredista.
"Oye choco (tabasqueño), yo ya cambie de opinión y tú, ¿cuándo? AMLO 2012" o "Tabasco le dará al País una lección y un Presidente", dicen algunas pancartas.
Las nubes negras comienzan a cubrir la plaza, por lo que en lugar de cinco oradores, sólo habla el candidato a la Gubernatura, Arturo Núñez, y López Obrador.
"Bienvenido a tu agua. Este primero de julio tendremos al primer Presidente tabasqueño", dice Núñez y provoca una andanada de chiflidos y sonar de matracas.
El abanderado del Movimiento Progresista advierte que dará un discurso corto por dos razones: pronto caerá una tormenta que podría traer pejelagartos y porque debe tomar un avión de regreso a la Ciudad de México.
"No soy Peña, soy Andrés Manuel de Tepetitán, Macuspana, Tabasco", arenga para presumir que él viaja en vuelos comerciales, por lo que sus simpatizantes lo ovacionan.
La lluvia comienza a caer, pero se mantiene tenue durante la hora que decide hablar el tabasqueño. Un discurso emotivo y efusivo en su arranque, pero luego se torna lineal. Desglosa sus propuestas para su estado: solución a las inundaciones, atención a los productores, educación y empleo.
Se muestra seguro de que en Tabasco ganará el 1 de julio. Sin embargo, les pide no confiarse y movilizar a familiares y amigos para que voten por él, y, al igual que lo dijo el viernes en Guerrero, asevera que su tierra le ayudará a compensar votos en otros estados.
Recado para Granier
También pide al Gobernador de Tabasco, el priista Andrés Granier, que no meta las manos en el proceso electoral.
"Como paisano, le mando decir que lo medite muy bien, que es mejor dejar a sus hijos pobreza, pero no deshonra. Que no se preste a un fraude electoral.
"Les digo a mis paisanos del PRI que es la hora de Tabasco, que no impidan que desde Tabasco se gobierne la República, que no impidan, con el fraude, sacar adelante a nuestro estado. Ya basta de tanta corrupción en Tabasco y se hagan a un lado porque vamos a reconstruir el estado", arenga.
Alude a los programas del Gobierno estatal, denuncia la compra del voto y sostiene que en esta elección se debe decir no a los "bonos de fatiga" y a la tarjeta llamada "La Choca.
El griterío, las rechiflas, el sonar de matracas y tambores no cesan.
A un costado del templete, la gente no deja de reclamar a los candidatos locales, federales, líderes y mirones que se bajen del presidium para ver a su paisano.
"Llegamos desde las dos de la tarde (el mitin se anuncia para las 17:00 horas), y es justo que nos dejen verlo", gritaban algunos.
Fernando Mayans, candidato al Senado, se placea entre la gente y pide a sus compañeros permitir el paso.
Cuando promete que bajará las tarifas eléctricas, la plaza vibra por los aplausos. "Vamos a bajar los precios de la luz. Va a ver borrón y cuenta nueva. Vamos a empezar con tarifas bajas".
Alguien se desmaya, López Obrador hace una pausa para que atiendan a la señora. El mismo busca a Fernando, a quien presume como el mejor médico de Tabasco.
Superada la emergencia, continúa con discurso.
"Hagamos en estos días el último esfuerzo. Hay que orientar a la gente. Voten por todos los candidatos y, de manera especial, por Arturo Núñez. No me gusta dar cebollazos, es una gente honesta, entiéndanme", apunta.
El aspirante presidencial deja la Plaza de la Revolución entre el mismo griterío que lo recibió.
Ya en el avión, alguien le pregunta cómo estuvo su visita a su tierra.
"Muy bien. No tenía un recibimiento así desde que era dirigente del PRD", afirma y toma su asiento de regreso al DF.
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