sábado, 25 de agosto de 2012

El hombre de cuerpo entero y los payasos

Enrique Calderón Alzati

En el libro escrito por Julio Scherer y publicado hace un par de años, el gran periodista fundador de la revista Proceso muestra una imagen muy completa de las conductas personales asumidas por Felipe Calderón antes de ser presidente y durante su mandato, a partir de las narraciones de algunas personas que en su momento tuvieron cercanía con él; al leer el libro, mi primera impresión fue muy negativa, pensando que don Julio había escrito sobre cuestiones intrascendentes, como eran los berrinches y las pequeñas intrigas palaciegas a las que el personaje parecía dedicar buena parte de su tiempo; el libro me pareció que no tenía esencia, pero me equivoqué rotundamente por una cosa, porque se trataba del Presidente de la República, y el mensaje del escritor era precisamente eso, un llamado a la sociedad mexicana para hacernos ver que se trataba de un hombre sin esencia y, peor aún, que se trataba también de un hombre sin valores ni lealtades, un hombre corto de miras, pequeño y peligroso, a más no poder.

Las declaraciones públicas del director de Multivisión esta semana corroboran en buena medida las dimensiones del actual Presidente, ya descritas por Scherer, su grado de irresponsabilidad ante los intereses de la nación y la ausencia de principios éticos para normar su comportamiento y con ello, el comportamiento del gobierno que él preside, o por lo menos de su círculo cercano de colaboradores, a quienes las leyes y las responsabilidades que tienen asignadas, les tienen sin cuidado.

Fue a la luz del libro De cuerpo entero que pude darme una idea clara de lo que sucedía en la campaña electoral de doña Josefina Vázquez Mota, con sus pifias de organización y sus planteamientos a veces amorfos, y en otros con acusaciones sin fundamento y de muy mala fe hacia sus adversarios. La señora no era sino un instrumento dócil al servicio del mandatario, a quien nada le importaba el ridículo que la señora hiciese. Muchos de sus actos de campaña me recordaron a la película musical llamada Chicago estelarizada por Renée Zellweger.

La debacle en el PAN no se hizo esperar, el resultado es un partido sin rumbo, que ha perdido todo lo que valía y que luego de dos sexenios en el gobierno deja al país en medio de la más grave crisis social de su historia moderna, mientras el señor Presidente parece más contento y seguro que nunca en las fotos recientes, como alguien que se siente autorrealizado en el logro de sus metas.

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