En un emotivo evento, dentro del Foro México y el mundo actual, en Casa Lamm, hoy se presentaron Héctor Díaz-Polanco, Héctor Vasconcelos y Luis Linares Zapata, para hablar sobre José María Pérez Gay, el ser humano, la obra y el compromiso político. 
El antropólogo Héctor Díaz-Polanco recordó los ensayos y novelas de Chema
 y la muy agradable convivencia en su casa desde la época en que se 
formó un grupo de intelectuales para defender el petróleo. Díaz-Polanco 
describe esta época como la más mágica de su vida y resaltó el valor y 
el compromiso del hombre que dejó la comodidad del académico para asumir
 una postura política, que en este país de intolerantes conlleva a ser 
observados con mucho recelo. Chema fue un intelectual, en el 
amplio sentido de la palabra, ya que no sólo fue un eminente académico, 
erudito y culto, sino una persona que desarrolló el conocimiento para 
comprometerse política y públicamente, en favor de las mejores causas. 
Pérez Gay asumió un compromiso político con Andrés Manuel López Obrador y
 su proyecto, a pesar de los riesgos que ello implicó. Basó su gran afinidad con él en la honestidad y la 
integridad, en la visión de crear una nueva política ética, con 
valores, y como dijo el mismo Chema en una de sus últimas 
presentaciones en público, en coincidir en que "MORENA es, en suma, la 
declaración de un principio: que la honestidad es el eje liberador de la
 política".
El diplomático Héctor Vasconcelos, quien también es miembro consultivo de MORENA, comentò que conoció a Chema
 hace aproximadamente 25 años, pero que fue también a partir de sus 
frecuentes encuentros en el grupo de intelectuales en defensa del 
petróleo, y bajo la causa de Andrés Manuel, que también es la causa de 
México, que su relación se volvió muy estrecha. Vasconcelos comentó 
sobre sus casi infinitas afinidades y sobre la generosidad de Chema.
En
 su turno, Luis Linares Zapata, el primer amigo de Chema, recordó de manera poética como Chema 
extendió sus tribulaciones internas a trabajos creativos y como alcanzó 
como traductor su mejor prosa. Linares Zapata, además de hermosas anécdotas, compartió con el auditorio el dolor y la 
entereza con la que enfrentó la enfermedad degenerativa e incurable que 
culminó con su vida. 
