domingo, 19 de octubre de 2008

Fusílenlos y luego no virigüen

María Teresa Jardí


Como en toda dictadura se acusa a los cercanos de los crímenes cometidos por los que usurpan y mandan. Brad Will y el uso del derecho penal como contención social. La criminalización de toda protesta social. Y en tanto se acaba de militarizar el país y de instalar la represión como la regla, se obliga a las organizaciones defensoras de los que protestan a defender el más elemental de los derechos: el derecho a defender los derechos humanos más elementales del ser humano. De ese tamaño es el retroceso en México impuesto por el verdadero peligro, por el verdadero y único enemigo del pueblo mexicano, por la derecha fascista y sobre todo entreguista que usurpa el poder con Felipe Calderón como cabeza.
El uso del derecho penal como contención social es lo que estamos viendo en la “solución” del brutal --e impune-- homicidio de Brad Will. En el cajón de espera de la historia quedará guardado el crimen del periodista también molesto para el gobierno de su país. Guardado, mientras un inocente paga, hasta que un cineasta recobre la historia para que posteriores generaciones se enteren a través de la pantalla de lo que ocurría en México en los inicios del siglo que pintaba para mejor y que todo parece indicar que va a ser, si no el final para la humanidad entera, sí al menos el peor, sin ninguna duda, para los mexicanos condenados nuevamente a ser esclavos de los Vlad Bush que vayan haciéndose del Poder allende nuestra frontera.
Mientras ponen de cara a la pared y fusilan, literalmente hablando, como parte de la limpia que de mexicanos pobres se viene haciendo desde la ocupación del Ejecutivo Federal por parte del fascista usurpador que ha vendido México al país vecino, viene uno de los nuevos dueños de México a dar las órdenes que evidencian lo que nos espera con el PLAN MEXICO.
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