lunes, 20 de abril de 2009

El caso de Minera Cananea, de telenovela

México SA

En el siguiente capítulo, el gobierno, como parte del elenco, podría usar la represión para rescatar el negocio de Larrea y su Grupo México


Carlos Fernández-Vega

En el segundo sexenio al hilo de una sui géneris "democracia de, para y por los empresarios" (según puntual definición y aplicación del ideólogo Chente Fox), nada raro sería que el aparato represivo del gobierno calderonista dejara caer su peso sobre los mineros de Cananea para favorecer los intereses de uno de sus más nefastos mentores: Germán Larrea y su Grupo México.

Protegido por el inquilino de Los Pinos (el anterior y el actual), Larrea (heredero de El Azote, como era conocido su padre, Jorge, patriarca del negocio y la fortuna familiar, ahora marca Forbes) no quita el dedo del renglón: acabar con Napoleón Gómez Urrutia, otro heredero de la clase política mexicana, aunque entre las patas se lleve a miles de trabajadores mineros –en primera instancia los de Mexicana de Cananea– que sólo exigen mejores condiciones laborales y respeto al contrato colectivo en las muchas concesiones mineras que el gobierno federal ha otorgado a este nefasto personaje de la elite empresarial del país.
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