lunes, 13 de abril de 2009

Obama en México

Manuel Camacho Solís

El presidente Barack Obama puede hacer lo que no pudieron sus antecesores: venir a la ciudad de México y entrar en contacto con sus habitantes. Desde John F. Kennedy ningún otro presidente estadounidense lo ha podido hacer. Esa oportunidad debería aprovecharla para lograr un doble triunfo político: conseguir un acuerdo efectivo de seguridad que sea respetuoso de los derechos humanos y la soberanía de México, y abrir una agenda progresista de desarrollo que ayude a desatorar la economía y a mejorar la justicia.

Barack Obama tiene la capacidad para resolver agendas complejas donde están en tensión posiciones extremas. Con su visita a México puede satisfacer su agenda interna con una oferta cierta de mayor seguridad en la frontera, y empezar a ganarse el afecto de una mayoría latinoamericana con una política migratoria más sensible a los hispanos y una agenda progresista

Barack Obama inicia su viaje a un continente dividido políticamente y a un país que no ha sido reconciliado. Debe atender a sus preocupaciones internas sobre la seguridad en la frontera y necesariamente apoyar al gobierno mexicano, pero no debería cerrarse al diálogo con la gente de una ciudad claramente progresista ni desaprovechar la oportunidad de definir una política de mayor alcance.
Leer Nota AQUI