martes, 21 de julio de 2009

Fuero militar a revisión

Ricardo Monreal Ávila

El soldado y el policía desempeñan funciones de seguridad similares, pero se preparan de manera diferente. El primero está entrenado para destruir un blanco (tiros directos a cabeza o corazón), el segundo para inmovilizar partes de ese blanco (hombros, brazos, piernas). El soldado elimina a invasores, el policía detiene a infractores. El miliciano destruye objetivos de riesgo, el policía desactiva sujetos de riesgo. El soldado es territorial y fundacional (crea fundos), el policía es factorial y funcional. El primero es disruptivo y abrasivo por definición, el segundo es preventivo y disuasivo.

Si es verdad aquello de que “la policía es el Estado en la calle”, diríamos entonces que la policía es el rostro de ese Estado, mientras que las fuerzas armadas son su puño. Cuando un policía “muerde” a un ciudadano en un crucero, él considera que es el gobierno local o el presidente municipal el que lo está agrediendo. Pero si un militar abusa o mata en un retén, es el Estado o “el Presidente”, con mayúscula, el que lo está agraviando. No debería ser así, pero así es en muchas partes del país donde las instituciones no tienen siglas, sino nombres y apellidos propios.
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